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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

Dejar que muera un poco más la frágil niña demasiado dulce.<br />

Baba Yagá vive en una casa que se levanta sobre unas patas de gallina y<br />

que gira y da vueltas siempre que le apetece. En los sueños, el símbolo de la casa<br />

representa la organización del espacio psíquico en el que habita una persona tanto<br />

a nivel conciente como inconciente. Por una curiosa ironía, si este cuento fuera<br />

un sueño equilibrador, la extraña casa significaría que la persona, en este caso<br />

Vasalisa, es demasiado anodina y vulgar y necesita girar y dar vueltas para averiguar<br />

qué tal sería bailar como una gallina loca de vez en cuando.<br />

Vemos por tanto que la casa de la Yagá pertenece al mundo instintivo y que<br />

Vasalisa necesita aumentar la presencia de este elemento en su personalidad.<br />

Esta casa camina con sus patas de gallina y evoluciona en una especie de danza<br />

saltarina. La casa está viva y rebosa de entusiasmo y de alegría vital.<br />

* En psicoanálisis, la representación inconciente que preside la relación del sujeto con las cosas<br />

que lo rodean. (N. de la T.)<br />

Estos atributos son los principales fundamentos de la psique arquetípica de la<br />

Mujer Salvaje; una gozosa y salvaje fuerza vital, en la que las casas bailan, los<br />

objetos inanimados, como los almireces, vuelan como los pájaros, la vieja puede<br />

practicar la magia y nada es lo que parece, aunque sea en buena parte mucho<br />

mejor de lo que parecía al principio.<br />

Vasalisa empezó con lo que podríamos llamar una personalidad exterior insípida<br />

y aplanada. Esta "hipernormalidad" se va apoderando poco a poco de nosotras<br />

hasta hacer que nuestra vida se convierta en algo rutinario, en una existencia<br />

exánime sin que nosotras lo queramos realmente. Esto fomenta que no se<br />

preste atención a los dictados de la intuición 13, lo que a su vez conlleva una falta<br />

de iluminación psíquica. Por consiguiente, tenemos que hacer algo, tenemos que<br />

adentrarnos en el bosque, ir en busca de la temible mujer para evitar que algún<br />

día, bajando por la calle, se abra una tapa de alcantarilla y algo inconciente nos<br />

agarre y nos sacuda como un trapo, alegremente o no, más bien no, aunque<br />

siempre con buena intención 14.<br />

La entrega de la muñeca intuitiva por parte de la dulce madre inicial queda<br />

incompleta sin las pruebas a que nos somete la Vieja Salvaje y sin las tareas que<br />

ésta nos encomienda. Baba Yagá es el tuétano de la psique instintiva e integrada.<br />

Lo deducimos de lo que ella sabe acerca de todo lo que ha ocurrido anteriormente.<br />

"Sí —dice cuando llega Vasalisa—, te conozco y conozco a los tuyos." Además,<br />

en sus encarnaciones como Madre de los Días y Madre Nyx (Madre Noche 15, una<br />

diosa de la Vida/Muerte/Vida), la vieja Baba Yagá es la guardiana de los seres<br />

celestes y terrestres: el Día, el Sol Naciente y la Noche. Los llama "mi Día, mi Noche".<br />

Baba Yagá es temible, pues representa al mismo tiempo el poder de la aniquilación<br />

y el poder de la fuerza vital. Contemplar su rostro es contemplar la vagina<br />

dentata, unos ojos de sangre, el recién nacido perfecto y las alas de los ángeles<br />

todo de golpe.<br />

Y Vasalisa permanece allí y acepta a esta salvaje divinidad materna, con su<br />

sabiduría, sus verrugas y todo lo demás. Una de las facetas más extraordinarias<br />

de la Yagá descrita en este cuento es el hecho de que, a pesar de sus amenazas,<br />

es justa. No le hace daño a Vasalisa siempre y cuando ésta la respete. El respeto<br />

en presencia del poder es una lección esencial. Una mujer tiene que ser capaz de<br />

permanecer en presencia del poder, pues, al final, una parte de este poder será<br />

suya. Vasalisa se enfrenta a Baba Yagá sin servilismo, jactancia o bravuconería y<br />

tampoco huye o se esconde. Se presenta honradamente tal como es.<br />

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