26.06.2013 Views

Mujeres

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

afronte al mismo tiempo la sensación de sentirse destripada por un disparo. Una<br />

mujer que ha subido a la montaña se retira, afronta primero el acontecimiento<br />

más antiguo y después el más reciente, decide qué es lo que va a hacer, sacude la<br />

cabeza para librarse del collar que le rodea la garganta, endereza las orejas y regresa<br />

para actuar con dignidad.<br />

Ninguna de nosotras puede escapar por entero a su historia. Podemos empujarla<br />

hacia el fondo, por supuesto, pero estará allí de todos modos. En cambio,<br />

si una mujer hace las cosas que hemos enumerado, podrá contener la cólera y, al<br />

final, todo se calmará y se arreglará. No del todo, pero sí lo suficiente como para<br />

seguir adelante. El instante de la furia que estalla se superará. Y la mujer cada<br />

vez lo podrá afrontar mejor porque sabrá en qué momento tiene que ir a visitar de<br />

nuevo a la curandera, subir a la montaña y liberarse de las ilusiones que la inducen<br />

a pensar que el presente es una repetición exacta y calculada del pasado.<br />

Una mujer recuerda que puede ser violenta y generosa a la vez. La cólera no es<br />

como un cálculo renal que, si uno tiene paciencia para esperar, se elimina. De<br />

ninguna manera. Hay que emprender una acción inmediata. Entonces se eliminará<br />

y habrá más creación en la vida de la mujer.<br />

La justa cólera<br />

El hecho de ofrecer la otra mejilla, es decir, de guardar silencio en presencia<br />

de la injusticia o de los malos tratos, se tiene que sopesar cuidadosamente.<br />

Una cosa es utilizar la resistencia pasiva como herramienta política tal como<br />

Gandhi enseñó a hacer a las masas, y otra muy distinta que se anime u obligue a<br />

las mujeres a guardar silencio para poder sobrevivir a una situación insoportable<br />

de corrupción o de injusto poder en la familia, la comunidad o el mundo. Las mujeres<br />

sufren la amputación de la naturaleza salvaje y su silencio no obedece a la<br />

serenidad sino que es una enorme defensa para evitar unos daños. Se equivocan<br />

quienes piensan que el hecho de que una mujer guarde silencio significa siempre<br />

que ésta aprueba la vida tal como es.<br />

Hay veces en que resulta absolutamente necesario dar rienda suelta a una<br />

cólera capaz de sacudir el cielo. Hay un momento —aunque tales ocasiones no<br />

abunden demasiado, siempre hay un momento— en que una tiene que soltar toda<br />

la artillería que lleva dentro. Y debe hacerlo en respuesta a una grave ofensa,<br />

una ofensa muy grande contra el alma o el espíritu. Una tiene que haber probado<br />

primero todos los medios razonables para que se produzca un cambio. Cuando<br />

todo falla, hemos de elegir el momento más adecuado. Existe sin duda un momento<br />

apropiado para desencadenar toda la cólera que la mujer lleva dentro.<br />

Cuando las mujeres prestan atención al yo instintivo, tal como hace el hombre<br />

del siguiente cuento, saben que ha llegado la hora. Lo saben intuitivamente y<br />

obran en consecuencia. Y es justo que lo hagan.<br />

Este cuento procede de Oriente Medio. En Asia hay distintas versiones sufíes,<br />

budistas e hindúes (7). Pertenece a la categoría de cuentos que giran en torno<br />

a la realización de un acto prohibido o inaceptable con el fin de salvar la vida.<br />

∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼∼<br />

Los árboles secos<br />

292

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!