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Mujeres

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Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

No quiere hablar, no quiere comer, sólo quiere permanecer sentada con la mirada<br />

perdida en la distancia o insultar o que la dejen en paz. Es en este momento crítico<br />

cuando tenemos que acudir a la curandera, nuestro yo lo, nuestros mejores<br />

recursos más sabios para poder ver qué hay más allá de la irritación y la exasperación<br />

del ego. La curandera es siempre la "que ve a lo lejos". Es la que nos puede<br />

decir qué beneficio obtendremos de la exploración de esta oleada emotiva.<br />

Las curanderas de los cuentos de hadas suelen simbolizar una parte serena<br />

e imperturbable de la psique. Aunque por fuera el mundo se caiga en pedazos, la<br />

curandera interior se mantiene inalterada y conserva la calma necesaria para poder<br />

establecer la mejor manera de seguir adelante. Todas las mujeres tienen en<br />

su psique a esta "mediadora". Forma parte de la psique salvaje y natural y tiene<br />

carácter innato, Si hemos perdido la pista de su paradero, la podemos recuperar<br />

examinando con calma la causa que provoca nuestra furia, proyectándonos hacía<br />

el futuro y, desde esa posición estratégica, estableciendo qué nos haría sentirnos<br />

orgullosas de nuestra conducta pasada para actuar de la misma manera.<br />

La indignación o irritación que naturalmente sentimos a propósito de los<br />

distintos aspectos de la vida y de la cultura se exacerba cuando se producen repetidos<br />

incidentes de falta de respeto, malos tratos, abandono o acusada ambigüedad<br />

(1) en la infancia. La persona que ha sufrido tales lesiones está sensibilizada<br />

ante las nuevas lesiones y echa mano de todas sus defensas para evitarlas<br />

(2). Las graves pérdidas de poder que nos llevan a dudar de nuestro valor como<br />

seres dignos de atención, respeto y solicitud por parte de los demás dan lugar a<br />

una dolorosa y enfurecida decisión infantil de no permitir en la edad adulta que<br />

nos vuelvan la lastimar de la misma manera.<br />

Por otra parte, si una mujer ha sido educada de tal forma que tenga menos<br />

expectativas positivas que otras mujeres de la familia y ha sufrido severas restricciones<br />

en su libertad, conducta, lenguaje, etc., lo más probable es que su cólera<br />

normal se desborde ante ciertas cuestiones o ciertos tonos de voz, gestos,<br />

palabras y otros desencadenantes sensoriales que le recuerden los acontecimientos<br />

originarios (3). A veces pueden deducirse las heridas infantiles sufridas por los<br />

adultos examinando cuidadosamente por qué asuntos o cuestiones éstos pierden<br />

irracionalmente los estribos (4).<br />

Tenemos que utilizar la cólera como fuerza creativa: Tenemos que utilizarla<br />

para cambiar, desarrollar y proteger. Por consiguiente, tanto si una mujer está<br />

abordando la exasperación del momento con un arrebato como si lo hace con alguna<br />

forma de prolongada y dolorosa quemadura, la perspectiva de la curandera<br />

es la misma: cuando hay serenidad, puede haber aprendizaje y soluciones creativas;<br />

en cambio, si hay un violento incendio por dentro o por fuera, éste lo quema<br />

todo y no deja más que cenizas. Tenemos que poder contemplar nuestras acciones<br />

pasadas con honor. Tenemos que buscar la utilidad de nuestro enojo.<br />

Aunque es cierto que a veces necesitamos desahogar nuestra furia antes de<br />

poder pasar a una serenidad aleccionadora, debemos hacerlo con cierto comedimiento.<br />

De lo contrario, sería algo así como arrojar una cerilla encendida a un<br />

charco de gasolina. La curandera dice que sí, que la cólera se puede cambiar, pero<br />

hace falta algo perteneciente a otro mundo, algo perteneciente al mundo instintivo,<br />

el mundo en el que los animales todavía hablan y el espíritu vive, algo<br />

perteneciente a la imaginación humana.<br />

En el budismo se practica una acción de búsqueda llamada nyübu, que<br />

significa ir a las montañas para comprendernos a nosotros mismos y restablecer<br />

nuestra conexión con lo Grande. Es un ritual muy antiguo relacionado con los<br />

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