26.06.2013 Views

Mujeres

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Clarissa Pinkola Estés <strong>Mujeres</strong> que corren con los lobos<br />

cuenta tiene que intentar no menospreciar el asunto. Y tiene suerte si el que lo<br />

escucha es una persona que sabe prestar atención con toda su alma y puede<br />

hacer una mueca de sufrimiento, estremecerse y sentir que un dardo de dolor le<br />

traspasa el corazón sin venirse abajo. Una parte del proceso de curación de un<br />

secreto consiste en contarlo de tal forma que los demás se conmuevan. De esta<br />

manera, una mujer puede empezar a recuperarse de la vergüenza gracias al apoyo<br />

y la solicitud que no tuvo durante el trauma inicial.<br />

En pequeños y confidenciales grupos de mujeres, suelo provocar este intercambio<br />

pidiéndoles que se reúnan y traigan fotografías de sus madres, tías, hermanas,<br />

compañeras, abuelas y otras mujeres significativas para ellas. Alineamos<br />

las fotografías. Algunas están cuarteadas, otras están despellejadas, estropeadas<br />

por el agua o por los cercos de las tazas de café; algunas incluso se han rasgado<br />

por la mitad y se han vuelto a pegar; otras están envueltas en papel de seda. Muchas<br />

tienen unos preciosos y arcaicos comentarios en el reverso como "¡ Qué boba<br />

eres! " o "Con todo mi amor" o "Aquí estoy con Joe en Atlantic City" o "Aquí<br />

estoy con mi compañera de habitación" o "Éstas son las chicas de la fábrica".<br />

Sugiero que cada mujer empiece diciendo: "Éstas son las mujeres de las<br />

que he recibido la herencia." Las mujeres contemplan las fotografías de sus familiares<br />

y amigas y, con profunda compasión, empiezan a contar las historias y los<br />

secretos que saben de cada una de ellas: la gran alegría, el gran dolor, la gran<br />

congoja, el gran triunfo de la vida de cada mujer. Durante todo el tiempo que<br />

permanecemos reunidas, hay muchos momentos en que no podemos seguir adelante<br />

pues muchas lágrimas levantan muchas barcas del dique seco donde se encuentran<br />

y todas zarpamos para navegar un rato juntas (4).<br />

Lo que vale en este caso es hacer una colada a fondo que lave la ropa femenina<br />

de una vez por todas. La habitual prohibición de lavar la ropa sucia fuera de<br />

casa encierra una ironía, pues la "ropa sucia" nunca se lava en casa. La "ropa<br />

sucia" de la familia se queda para siempre en el más oscuro rincón del sótano con<br />

su secreto. La insistencia en Mantener algo en secreto es veneno puro. De hecho,<br />

semejante pretensión significa que una mujer no cuenta a su alrededor con el<br />

apoyo necesario para afrontar las cuestiones que le causan dolor.<br />

Muchas de las historias secretas de las mujeres son de las que no se pueden<br />

comentar con la familia y los amigos, pues éstos no se las creen, intentan<br />

tomarlas a broma o no darles importancia y tienen comprensibles motivos para<br />

hacerlo. Si las discutieran, las examinaran al trasluz y las analizaran, tendrían<br />

que compartir el dolor de la mujer. No podrían mostrarse impasibles. No podrían<br />

decir: "Sí, ya se sabe... ", y no añadir nada más. No podrían decir: "Tienes que<br />

procurar distraerte y no pensar en estas cosas." Si el compañero de la mujer, la<br />

familia o la comunidad tuvieran que compartir el dolor de la mujer de los cabellos<br />

de oro, todos tendrían que ocupar su lugar en el cortejo fúnebre. Todos tendrían<br />

que llorar alrededor del sepulcro. Nadie podría escabullirse y sería una experiencia<br />

muy dura para todos ellos.<br />

Cuando las mujeres piensan más en su vergüenza secreta que otros miembros<br />

de su familia o de su comunidad, son sólo ellas las que sufren concientemente<br />

(5). La finalidad psicológica de la familia —estar juntos— jamás se produce.<br />

Y, sin embargo, la naturaleza salvaje exige que el ambiente de la mujer se libre de<br />

los elementos irritantes y las amenazas y que las cuestiones que la oprimen se<br />

reduzcan todo lo posible. Por consiguiente, sólo suele ser cuestión de tiempo que<br />

una mujer haga acopio del valor que nace de los huesos de su alma, corte una<br />

dorada caña y entone el secreto con su poderosa voz.<br />

310

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!