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legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

jerga jurídica. Las partes involucradas pueden solicitar que su caso siga el proceso de la vía rápida, aunque raramente ocurre.<br />

Es sumamente inusual que un acusado tenga prisa por comparecer ante un tribunal. Por consiguiente, el juez tiene autoridad<br />

para utilizarlo a su albedrío. Suele hacerse cuando los hechos son evidentes, las circunstancias claramente definidas, aunque<br />

virulentamente disputadas, y lo único que se necesita es un veredicto del jurado.<br />

Puesto que Black contra Great Benefit es mi único verdadero caso, quiero que siga el procedimiento de vía rápida, y se lo<br />

cuento a Booker por la mañana mientras tomamos café. Luego Booker se lo cuenta a Kipler. El sistema jurídico en<br />

funcionamiento.<br />

Al día siguiente de su nombramiento, Tyrone Kipler me llama a su despacho, el mismo en el que había estado no hace mucho<br />

cuando lo ocupaba Harvey Hale. Ahora es diferente. Los libros y efectos personales de Hale están siendo empaquetados. Los<br />

polvorientos estantes están vacíos. Las cortinas están abiertas. El escritorio de Hale ha sido retirado y para charlar nos<br />

sentamos en unas sillas plegables.<br />

Kipler tiene menos de cuarenta años, habla en un tono suave y mira sin parpadear. Es increíblemente inteligente y se le<br />

pronostica una brillante carrera como juez federal algún día. Le doy las gracias por haberme ayudado a aprobar el examen de<br />

colegiatura.<br />

Charlamos de todo un poco. Hace amables comentarios sobre Harvey Hale, pero le sorprende la escasez de casos pendientes en<br />

lista de espera. Ha revisado ya todos los sumarios abiertos y señalado algunos para acelerar su proceso. Está listo para entrar en<br />

acción.<br />

–¿Entonces considera que el caso Black debería proceder por vía rápida? –pregunta en un tono lento y mesurado.<br />

–Sí, señor. El asunto es simple. No habrá muchos testigos.<br />

–¿Cuántas pruebas documentales?<br />

Todavía no he presentado la primera.<br />

–No estoy realmente seguro. Menos de diez.<br />

–Tendrá problemas con los documentos –responde. Siempre ocurre con las compañías de seguros. He demandado a muchas de<br />

ellas y nunca entregan todos los papeles. Tardaremos algún tiempo en conseguir todos los documentos a los que tiene derecho.<br />

Me gusta que diga «tardaremos». Y no tiene nada de malo. El papel del juez, entre otros, es el de instructor. Su obligación es la<br />

de ayudar a ambas par–Les a conseguir las pruebas a las que tienen derecho. Aunque Kipler parece manifestar cierta<br />

parcialidad hacia nosotros. Pero tampoco creo que eso tenga nada de malo, Drummond dominó a Harvey "ale durante muchos<br />

años.<br />

–Presente una petición para que el caso proceda por vía rápida –dice, mientras toma notas en un cuaderno– La <strong>defensa</strong> se<br />

opondrá. Celebraremos una vista. A no ser que oiga algo sumamente persuasivo por parte del demandado, otorgaré la petición.<br />

Concederé cuatro meses para cerrar el sumario, eso debería bastar para presentar todas las pruebas documentales, intercambiar<br />

documentos, declaraciones escritas, etcétera. Cuando el sumario esté completo, fijaré la fecha del juicio.<br />

Respiro hondo. Me parece terriblemente rápido. La idea de enfrentarme tan pronto a Leo F. Drummond y compañía en la sala,<br />

frente a un jurado, es aterradora.<br />

–Estaremos listos –respondo, sin saber lo que debo hacer a continuación y con la esperanza de parecer más seguro de lo que me<br />

siento.<br />

Charlamos un poco más y luego me marcho. Me dice que lo llame si tengo alguna duda.<br />

Una hora después estoy a punto de llamarle. Al regresar a mi despacho me encuentro con un grueso sobre de Tinley Britt. Leo<br />

F. Drummond, además de afligido por su amigo, ha estado muy ocupado. La máquina de las peticiones funciona a todo vapor.<br />

Ha presentado una petición para asegurar los costes, un delicado bofetón en mi cara y la de mis clientes. Puesto que todos<br />

somos pobres, Drummond alega estar preocupado por nuestras posibilidades para pagar los costes. Esto podría llegar a ocurrir<br />

si perdiéramos el juicio y el juez nos ordenara pagar los gastos de ambas partes. Ha presentado también una petición<br />

solicitando que el juez nos imponga sanciones económicas a mí y a mis clientes por iniciar un pleito que califica de sumamente<br />

frívolo.<br />

La primera petición es puro exhibicionismo. La segunda es claramente malintencionada. Ambas van acompañadas de sendos<br />

informes, elegantes, con sus correspondientes notas a pie de página, índice y bibliografía.<br />

Después de leerlas atentamente por segunda vez, llego a la conclusión de que Drummond las ha presentado para demostrarme<br />

algo. Sería sumamente inusual obtener satisfacción alguna de dichas peticiones y creo que su propósito ha sido simplemente el<br />

de mostrarme la cantidad de documentos que las tropas de Trent & Brent son capaces de producir en breve tiempo, y sobre<br />

temas insignificantes. Puesto que ambas partes deben responder a las peticiones de la parte contraria, y que yo me he negado a<br />

aceptar su oferta, Drummond me comunica que va a asfixiarme con papeleo.<br />

Los teléfonos todavía no han empezado a llamar. Deck está en algún lugar del centro de la ciudad. No quiero adivinar por<br />

dónde puede estar deambulando. Dispongo de mucho tiempo para consagrarlo al juego de las peticiones. Me motiva el<br />

recuerdo de mi triste cliente y la estafa de la que ha sido objeto. Yo soy el único abogado de Donny Ray y se necesitará mucho<br />

más que papeleo para arredrarme.<br />

Me he acostumbrado a llamar a Donny Ray todas las tardes, generalmente alrededor de las cinco. Cuando lo llamé por primera<br />

vez hace unas semanas, Dot mencionó lo mucho que significaba para él, y he procurado llamarlo todos los días desde entonces.<br />

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