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legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

–¿Bromea? –pregunta Robin–. Debe solicitar el divorcio,<br />

de lo contrario la matará.<br />

–¿Es cierto? ¿Quieres solicitar el divorcio? –Sí. Cuanto antes –asiente Kelly. –Lo haré mañana.<br />

Me aprieta la mano y cierra el ojo derecho.<br />

–Lo cual nos lleva al segundo problema –dice Robin–. No puede quedarse aquí. Cliff ha salido esta mañana de la cárcel y ha<br />

empezado a llamar a las amigas de Kelly. Hoy no he acudido al trabajo, que es algo que no puedo repetir, y Cliff me ha<br />

llamado alrededor del mediodía. Le he dicho que no sabía nada. Me ha vuelto a llamar al cabo de una hora y me ha amenazado.<br />

Kelly tiene muy pocos amigos y no tardará en encontrarla. Además, comparto el piso con otra persona y no funcionaria.<br />

–No puedo quedarme aquí –dice torpemente Kelly en voz baja.<br />

–¿Adónde quieres ir entonces? –pregunto.<br />

Robin ha estado pensándoselo.<br />

–La asesora con la que hemos hablado esta mañana nos ha explicado que hay un hogar para mujeres maltratadas en la ciudad,<br />

una especie de lugar secreto, que no está oficialmente registrado en el condado ni el estado. Es como una residencia que conoce<br />

muy poca gente. Allí las mujeres están a salvo, porque sus queridos compañeros no pueden encontrarlas. El problema es que<br />

cuesta cien dólares diarios y sólo le permiten quedarse una semana. Desde luego, yo no gano esa cantidad de dinero.<br />

–¿Es ahí donde quieres ir, Kelly? –pregunto.<br />

Asiente dolorosamente.<br />

–De acuerdo. Te llevaré mañana.<br />

Robin suspira de alivio y entra en la cocina, de donde regresa con la dirección de la residencia.<br />

–Déjame ver tus dientes –le digo a Kelly.<br />

Abre todo lo que puede la boca, sólo lo suficiente para permitirme ver sus dientes delanteros.<br />

–¿Nada roto? –pregunto.<br />

Mueve la cabeza y toco el vendaje de su frente.<br />

–¿Cuántos puntos?<br />

–Seis.<br />

–Esto no volverá a ocurrirte jamás, ¿comprendes? –digo después de acercarme un poco más y apretarle las manos.<br />

–¿Me lo prometes? –susurra.<br />

–Te lo prometo.<br />

Robin se sienta de nuevo junto a Kelly y me entrega la tarjeta con la dirección.<br />

–Escúcheme, señor Baylor, usted no conoce a Cliff, pero yo sí. Está loco, y es cruel y violento cuando está borracho. Le<br />

aconsejo que tenga cuidado.<br />

–No te preocupes.<br />

–Ahora mismo podría estar en la calle vigilando esta casa.<br />

–No me preocupa –respondo después de ponerme de pie y darle a Kelly un beso en la frente–. Presentaré la solicitud de<br />

divorcio por la mañana y luego vendré a recogerte. En este momento tengo un juicio muy importante, pero me ocuparé de ello.<br />

Robin me acompaña a la puerta y nos damos mutuamente las gracias. Se cierra a mi espalda y oigo el ruido de pestillos,<br />

cadenas y cerrojos.<br />

Es casi la una de la madrugada. Hace una noche clara y muy fría. Nadie acecha en las tinieblas.<br />

Dormir sería una broma a estas alturas, de modo que me dirijo al despacho, aparco junto a la acera, exactamente debajo de mi<br />

ventana, y entro corriendo en el edificio. No es un barrio seguro en cuanto cae la noche.<br />

Cierro las puertas con llave a mi espalda y me instalo en mi despacho. Por muy terrible que pueda ser en otros sentidos, el<br />

divorcio es un trámite relativamente fácil de iniciar, por lo menos jurídicamente. Empiezo a mecanografiar, labor dura para mí,<br />

pero cuyo fin en este caso mitiga el esfuerzo. Estoy realmente convencido de que ayudo a salvar una vida.<br />

Deck llega a las siete y me despierta. Poco después de las cuatro me he quedado dormido en mi silla. Me dice que parezco<br />

cansado y macilento, y me pregunta qué ha sucedido con mi noche de reposo.<br />

Se lo cuento y reacciona mal.<br />

–¿Has pasado la noche preparando un maldito divorcio?<br />

–¡Debes presentar tus conclusiones menos de dos horas.<br />

–Tranquilízate, Deck, todo saldrá bien.<br />

–¿A qué viene esa risita?<br />

–Vamos a vencer, Deck. Great Benefit sufrirá una derrota.<br />

–No, no se trata de eso. Por fin vas a conseguir la chica, de ahí la sonrisa.<br />

–Pamplinas. ¿Dónde está mi café?<br />

Deck se estremece y se contorsiona. Está hecho un manojo de nervios.<br />

–Voy ya por él –responde antes de salir de mi despacho.<br />

La solicitud de divorcio está sobre mi mesa, lista para su presentación. Me ocuparé de que le entreguen a mi amigo Cliff la<br />

citación en el trabajo, ya que de lo contrario puede que no sea fácil encontrarlo. Junto al divorció solicito también una orden<br />

judicial que le prohíba acercarse a ella.<br />

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