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legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

año de la estratagema. Cuando me parezca conveniente, le gustaría pasar por mi bufete y estudiar mi ficha. En cualquier<br />

momento, le respondo, en cualquier momento.<br />

Deck y yo almorzamos en Moe's, un viejo restaurante situado en el centro de la ciudad, cerca del juzgado, y frecuentado por<br />

abogados y personas por el estilo. Recibo unas cuantas miradas, un apretón de manos y una palmada en la espalda de un<br />

antiguo condiscípulo de la facultad. Debería comer aquí más a menudo.<br />

La misión está prevista para esta noche, lunes, porque la tierra está seca y la temperatura es de unos cinco grados. ¿Qué clase<br />

de locos juegan al béisbol en invierno? Kelly no responde. Es evidente con qué clase de loco tratamos. Está segura de que<br />

jugarán esta noche, porque es muy importante para ellos. Han sufrido durante dos semanas sin partidos, ni fiestas de cerveza a<br />

continuación para presumir de sus hazañas. Cliff no se perdería el partido por nada del mundo.<br />

Empieza a las siete y, para asegurarnos, nos acercamos al campo. PFX Freight está efectivamente allí. Nos alejamos<br />

velozmente. Nunca he hecho nada parecido y estoy bastante nervioso. A decir verdad, los dos estamos asustados. Hablamos<br />

poco. Cuanto más nos acercamos al piso, más de prisa conduzco. Tengo un revólver del treinta y ocho debajo del asiento y no<br />

pienso separarme de él.<br />

En el supuesto de que no haya cambiado las cerraduras, creo que podemos entrar y salir en menos de diez minutos. Kelly<br />

quiere recoger la mayor parte de su ropa y algunas pertenencias. Diez minutos a lo sumo, le digo, porque puede que algún<br />

vecino nos vea y se le ocurra llamar a Cliff y, bueno, quién sabe.<br />

Recibió sus heridas hace cinco noches y el dolor en gran parte ya ha desaparecido. Puede andar sin molestias. Dice que está<br />

bastante fuerte para recoger la ropa y moverse con rapidez. Los dos tendremos que cooperar.<br />

El complejo de pisos está a quince minutos del campo de béisbol. Consiste en media docena de edificios de tres plantas,<br />

dispersos alrededor de una piscina y dos pistas de–tenis. Sesenta y ocho unidades, según el cartel. Afortunadamente, su antiguo<br />

piso está en la planta baja. No puedo aparcar cerca de la; puerta, de modo que decidimos entrar primero en el piso y reunir<br />

sigilosamente sus pertenencias, luego acercaré el coche sobre el césped, lo arrojaremos todo sobre el asiento trasero y<br />

desapareceremos a toda velocidad.<br />

Aparco el coche y respiro hondo.<br />

–¿Tienes miedo? –me pregunta.<br />

–Sí –respondo al tiempo que cojo el revólver de debajo del asiento.<br />

–Tranquilo, está en el campo de béisbol. No se lo perdería por nada del mundo.<br />

–Si tú lo dices. Adelante.<br />

Avanzamos por la oscuridad hasta su piso sin ver a nadie. Sus llaves entran en la cerradura, abre la puerta y entramos. Hay una<br />

luz encendida en la cocina y otra en el vestíbulo, que proporcionan suficiente luz. Hay dos sillas en la sala de estar cubiertas de<br />

ropa. Las mesillas y el suelo están cubiertos de latas de cerveza vacías y bolsas de patatas fritas. Cliff, como soltero, es bastante<br />

desaseado. Kelly para momentáneamente y mira a su alrededor.<br />

–Lo siento –dice.<br />

–Date prisa, Kelly –respondo.<br />

Dejo el revólver sobre una pequeña barra, que separada cocina de la sala de estar. Vamos al dormitorio, donde enciendo una<br />

pequeña lámpara. No se ha hecho la cama desde hace días. Más latas de cerveza y una caja de pizza. Un Playboy. Señala los<br />

cajones de una pequeña cómoda barata.<br />

–Ésas son mis cosas –susurra.<br />

Levanto las fundas de almohada y empiezo a llenarlas de ropa interior, calcetines y pijamas. Kelly está sacando ropa del<br />

armario. Llevo un montón de vestidos y blusas a la sala de estar, los dejo sobre una silla y regreso al dormitorio.<br />

–No puedes llevártelo todo –digo al comprobar lo lleno que está el armario.<br />

Me entrega otro montón de ropa sin decir nada y lo llevo a la sala de estar. Trabajamos en silencio y con rapidez.<br />

Me siento como un ladrón. Cada movimiento es demasiado ruidoso. Me late con fuerza el corazón mientras hago viajes de ida<br />

y vuelta a la sala de estar.<br />

–Ya basta –digo por fin.<br />

Ella lleva una funda de almohada llena de ropa y yo la sigo con varios vestidos.<br />

–Larguémonos –exclamo, sumamente nervioso.<br />

Se oye un ligero ruido en la puerta. Alguien intenta entrar. Nos quedamos paralizados y nos miramos. Ella se acerca a la puerta<br />

cuando de pronto se abre y la impulsa contra la pared. Cliff Riker irrumpe en la sala.<br />

–¡Kelly! ¡Estoy en casa! –exclama al verla caerse contra una silla.<br />

Estoy exactamente delante de él, a menos de tres metros, y lo único que puedo ver cuando avanza con rapidez es su jersey<br />

amarillo, sus ojos irritados y su arma predilecta. Estoy paralizado de terror cuando levanta el bate de aluminio y lo impulsa<br />

directamente contra mi cabeza.<br />

–¡Hijo de puta! –exclama al tiempo que impulsa el bate con todas sus fuerzas.<br />

A pesar del miedo que me paraliza, logro agachar la cabeza una fracción de segundo antes de que el bate me roce el cabello.<br />

Oigo su silbido al pasar. Siento su fuerza. El bate golpea una pequeña columna de madera al borde de la barra, la destroza en<br />

mil pedazos y se precipita al suelo un montón de platos sucios. Kelly da un grito. El golpe pretendía destrozarme el cráneo y, al<br />

no haberlo alcanzado, su cuerpo ha seguido girando y está de espaldas a mí. Me lanzo contra él como un loco y lo empujo<br />

sobre la silla con ropa y colgadores. Kelly vuelve a chillar a mi espalda.<br />

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