legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...
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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />
Circulo por el despacho leyendo la correspondencia y examinando algunos mensajes telefónicos, recibidos la semana pasada.<br />
Es imposible trabajar y me percato de los pocos casos y clientes que tengo. Paso la mitad del tiempo reviviendo el juicio, y la<br />
otra mitad soñando en mi futuro con Kelly. ¿Cómo podría ser más afortunado?<br />
Llamo a Max Leuberg y le cuento los detalles. Una tormenta de nieve azota O'Hare, y le ha impedido venir a Memphis para<br />
presenciar el juicio. Charlamos durante una hora.<br />
Nuestra cita del sábado por la noche es muy parecida a la del viernes, a excepción de que la comida y la película son diferentes.<br />
Le encanta la comida china y he traído un montón. Vemos una comedia sentados en la misma posición de la noche anterior.<br />
Pero es cualquier cosa menos aburrido. Empieza a alejarse de su pesadilla personal. Las heridas físicas empiezan a curarse. Su<br />
risa fluye con mayor facilidad y sus movimientos se agilizan ligeramente. Hay un poco más de toqueteo, pero no excesivo. No<br />
el suficiente.<br />
Anhela quitarse el jersey. Se lo lavan una vez al día, pero la tiene harta. Quiere volver a ser atractiva y quiere su ropa.<br />
Hablamos de entrar a escondidas en su piso y recuperar sus pertenencias.<br />
Todavía no mencionamos el futuro.<br />
CINCUENTA Y UNO<br />
Lunes por la mañana. Ahora que soy un hombre rico y de holganza, me levanto a las nueve, me pongo un pantalón deportivo y<br />
unas zapatillas, y llego a mi despacho a las diez sin corbata. Mi socio está atareado guardando los documentos del caso Black y<br />
retirando las mesas plegables que han abarrotado nuestro vestíbulo desde hace meses. Todo nos parece gracioso. Ha<br />
desaparecido la presión, hemos descansado y ha llegado el momento de saborear el triunfo. Deck va en busca de café, nos<br />
sentamos junto a mi escritorio y recordamos los momentos más emocionantes.<br />
Deck ha recortado el artículo del Memphis Press de ayer, por si necesitaba otra copia. Le doy las gracias, nunca se sabe,<br />
aunque tengo una docena de ejemplares en mi piso. Estoy en primera plana de la sección metropolitana, con un largo artículo<br />
muy bien redactado sobre mi victoria, acompañado de una fotografía mía bastante grande, sentado a mi escritorio. Ayer no<br />
pude dejar de admirar la fotografía en todo el día. El periódico entra en trescientos mil hogares. Ninguna suma de dinero podría<br />
conseguirme tanta publicidad.<br />
Recibo algunos faxes. Un par de condiscípulos me felicitan y para bromear me piden un préstamo. Una encantadora<br />
comunicación de Madeline Skinner, de la facultad. Y dos de Max Leuberg. El primero es una copia de un breve artículo en un<br />
periódico de Chicago sobre el veredicto. El segundo el de otro artículo con fecha de ayer, en un periódico de Cleveland.<br />
Describe detalladamente el juicio y luego habla de los crecientes problemas de Great Benefit. Por lo menos siete estados<br />
investigan ahora la compañía, incluido el de Ohio. Multitud de asegurados presentan demandas a lo largo y ancho del país, y se<br />
espera que muchos más lo hagan. Se cree que el veredicto de Memphis iniciará una marea de acciones judiciales.<br />
Estupendo. Nos deleitamos en el infortunio que hemos generado. Nos reímos al recordar a M. Wilfred Keeley consultando de<br />
nuevo los informes financieros y procurando encontrar más dinero. ¡Aquí está, en algún lugar!<br />
Llega el repartidor de la floristería con un hermoso ramo de flores, que nos mandan para felicitarnos Booker Kane y sus<br />
compañeros del bufete de Marvin Shankle.<br />
Esperaba que los teléfonos no dejaran de sonar, con nuevos clientes en busca de una sólida representación jurídica. Todavía no<br />
ha ocurrido. Deck dice que se han recibido un par de llamadas antes de las diez, una de las cuales se había equivocado de<br />
número. No estoy preocupado.<br />
Kipler llama a las once y utilizo el nuevo teléfono, por si Drummond está escuchando. Me cuenta una interesante historia, en la<br />
que puede que yo esté involucrado. Antes de que se iniciara el juicio, el lunes pasado, le dije a Drummond en el despacho del<br />
juez que aceptaría un millón doscientos mil para saldar el caso. Drummond lo rechazó y se celebró el juicio. Evidentemente, no<br />
se lo comunicó 4 su cliente, que ahora asegura que habría pensado seriamente en pagar lo que yo pedía. Si la compañía lo<br />
hubiese aceptado o no en aquel momento no se sabe, pero retrospectivamente, un millón doscientos mil es mucho más fácil de<br />
digerir que cincuenta millones doscientos mil. En todo caso, la compañía ahora alega que habría pagado dicha suma y que su<br />
abogado, el gran Leo F. Drummond, cometió un lastimoso error cuando olvidó o se negó a comunicarles mi oferta.<br />
Underhall, el abogado de la compañía, se ha pasado la mañana hablando por teléfono con Drummond y con Kipler. La<br />
compañía, furiosa, humillada y dolorida, busca evidentemente a alguien que pague el pato. Al principio, Drummond negó que<br />
hubiera sucedido, pero Kipler le delató. Y ahí es donde yo intervengo. Puede que necesiten de mí una declaración jurada de los<br />
hechos como yo los recuerdo. Con mucho gusto, he respondido. La prepararé inmediatamente.<br />
Great Benefit ha despedido ya a Drummond y Trent & Brent, y la situación podría empeorar muchísimo. Underhall ha<br />
mencionado la presentación de una demanda por representación inadecuada contra el bufete. Las consecuencias serían<br />
devastadoras. Como todos los bufetes, Trent & Brent tiene un seguro que cubre la representación inadecuada, pero de<br />
responsabilidad limitada. Una póliza de cincuenta millones de dólares es inaudita. Un error de cincuenta millones de dólares<br />
por parte de Leo Drummond dejaría al bufete en una situación financiera sumamente precaria.<br />
No puedo evitar reírme. Después de colgar le cuento la conversación a Deck. La idea de un pleito contra Trent & Brent por<br />
parte de una compañía de seguros es para troncharse de risa.<br />
La próxima llamada es de Cooper Jackson. Él y sus amigos han presentado la demanda esta mañana, en el tribunal federal de<br />
Charlotte. Representan a más de veinte asegurados que fueron víctimas de alguna estafa por parte de Great Benefit en 1991, el<br />
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