legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...
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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />
Me escucha atentamente y toma muchas notas. Le entrego copias de la petición actual de divorcio, del anterior y los informes<br />
de las tres detenciones de Cliff por malos tratos a su esposa.<br />
Le prometo facilitarle los informes médicos de Kelly por la tarde. Describo algunas de las heridas producidas durante las<br />
peores palizas.<br />
Casi todos los sumarios a mi alrededor son de hombres que han maltratado a sus esposas, hijos o novias, de modo que es fácil<br />
pronosticar de qué lado está Morgan.<br />
–Pobre chica –dice, refiriéndose evidentemente a Kelly–.<br />
¿Cuánto mide? –pregunta.<br />
–Metro sesenta aproximadamente, y debe de pesar unos cincuenta kilos.<br />
–¿Cómo se las arregló para golpearle hasta acabar con su vida?–pregunta con asombro, sin el menor indicio acusatorio. –<br />
Estaba asustada y él borracho. De algún modo logró hacerse con el bate.<br />
–Estupendo –exclama.<br />
Se me ponen los pelos de punta hasta en los muslos. ¡Esto es un fiscal como Dios manda!<br />
–Me encantaría sacarla de la cárcel –digo.<br />
–Necesito revisar la ficha. Llamaré al secretario de fianzas y le diré que no tenemos ningún inconveniente en que se fije una<br />
fianza muy baja. ¿Dónde vive?<br />
–Está en un hogar, uno de esos refugios anónimos. –Los conozco bien. Son muy útiles.<br />
–Allí está a salvo, pero ahora esa pobre chica está en la cárcel, todavía cubierta de cardenales de la última paliza.<br />
–Es mi vida –responde Morgan, con un ademán para mostrarme los sumarios a nuestro alrededor. Acordamos vernos por la<br />
mañana a las nueve.<br />
Deck, Butch y yo nos reunimos en el despacho para comer un bocadillo y planear nuestros próximos pasos. Butch ha llamado a<br />
todas las puertas de todos los pisos cercanos al de los Riker y sólo ha encontrado una persona que tal vez oyera un ruido. Vive<br />
exactamente encima y dudo que me viera salir de la casa. Sospecho que lo que oyó fue cómo se desintegraba la columna<br />
cuando el bateador falló en su primer intento. La policía no ha hablado con ella. Butch ha estado tres horas en el complejo y no<br />
ha visto ningún indicio de actividad policial. El piso está cerrado y precintado, y parece llamar la atención de los curiosos. En<br />
un momento dado, dos corpulentos jóvenes que parecían parientes de Cliff se han reunido con un grupo de compañeros del<br />
trabajo y se han quedado detrás del cordón policial contemplado la puerta y prometiendo vengarse. Una pandilla de<br />
indeseables, según Butch.<br />
Ha hablado también con un agente de fianzas amigo suyo, que nos hará el favor de extender el cheque de la fianza por sólo el<br />
cinco por ciento, en lugar del habitual diez por ciento. Eso nos ahorrará un poco de dinero.<br />
Deck ha pasado casi toda la mañana en la comisaría de policía para obtener los informes de las detenciones y la ficha de Kelly.<br />
Se lleva bien con Smo<strong>the</strong>rton, sobre todo porque Deck le ha asegurado que odia a los abogados. Ahora se ha convertido en<br />
investigador, lejos de un seudoabogado. Curiosamente, Smo<strong>the</strong>rton le ha comunicado que a partir de media mañana se habían<br />
recibido amenazas de muerte contra Kelly.<br />
Decido ir a la cárcel para ver cómo está. Deck se ocupará de encontrar al juez adecuado para que le concedan la libertad bajo<br />
fianza. Butch estará listo con su agente de fianzas. Cuando nos disponemos a abandonar el despacho, suena el teléfono. Deck lo<br />
contesta y me lo pasa.<br />
Es Peter Corsa, el abogado de Jackie Lemancyzk, en Cleveland. La última vez que hablé con él fue de la declaración de Jackie<br />
y le di las gracias. Me dijo que dentro de pocos días presentaría su propia demanda.<br />
Corsa me felicita por el veredicto y me comunica que ha sido una noticia sensacional en su ciudad, en el periódico dominical.<br />
La fama aumenta. Entonces me dice que algo raro ocurre en Great Benefit. El FBI, junto con el fiscal general de Ohio y el<br />
departamento estatal de seguros, ha registrado la oficina central esta mañana y ha empezado a retirar documentos. A excepción<br />
de los analistas informáticos de contabilidad, han mandado al resto del personal a–sus casas y les han dicho que no regresen en<br />
dos días. Según un reciente artículo en los periódicos, PinnConn, de la que Great Benefit es subsidiaria, ha dejado de pagar<br />
algunos bonos y despedido a muchos empleados.<br />
No puedo decir gran cosa. Hace dieciocho horas que he matado a un hombre y es difícil concentrarse en otra cosa. Charlamos.<br />
Le doy las gracias y promete mantenerme informado.<br />
Tardan una hora en encontrar a Kelly en aquel laberinto y traerla a la sala de visitas. Estamos uno a cada lado de una pan<br />
talla de cristal y nos hablamos por teléfono. Me dice que parezco cansado. Le respondo que tiene muy buen aspecto. Está en<br />
una celda sola, a salvo, pero hay mucho ruido y no puede dormir. Lo que quiere es salir. Le digo que estoy haciendo todo lo<br />
que puedo y le hablo de mi entrevista con Morgan Wilson. Le explico cómo funciona el sistema de fianza. No menciono las<br />
amenazas.<br />
Tenemos mucho de que hablar, pero no aquí.<br />
Después de despedirnos, cuando abandono la sala de visitas, una celadora uniformada me llama por mi nombre. Me pregunta si<br />
soy el abogado de Kelly Riker y me entrega una copia informatizada.<br />
–Es nuestro registro telefónico –dice–. Hemos recibido cuatro llamadas relacionadas con esa chica en las dos últimas horas.<br />
Soy incapaz de interpretar el papel que me ha mostrado.<br />
–¿Qué clase de llamadas?<br />
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