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legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

Deck quiere hacer publicidad cuando podamos permitírnoslo; cree que deberíamos declararnos especialistas en lesiones<br />

personales y anunciarnos en la televisión por cable, asegurarnos de que nuestros anuncios aparecen a primera hora de la<br />

mañana, a fin de poder llegar a los obreros cuando desayunan, antes de que salgan a sufrir algún percance. También se ha<br />

dedicado a escuchar una emisora de rap negro, no porque le guste la música; sino por su elevado índice de audiencia y porque,<br />

asombrosamente, a ningún abogado se le ha ocurrido todavía anunciarse en la misma. Ha descubierto un enclave. ¡Los<br />

abogados del rap!<br />

Que Dios se apiade de nosotros.<br />

Me gusta circular por la secretaria del juzgado, coquetear con las secretarias y familiarizarme con el lugar. Los archivos del<br />

juzgado son públicos y sus índices están informatizados. Después de descubrir el funcionamiento del ordenador, descubro<br />

varios antiguos casos de Leo F. Drummond. El más reciente es de hace dieciocho meses, y el más antiguo de hace ocho años.<br />

En ninguno de ellos estaba involucrada Great Benefit, pero en todos defendía a alguna compañía de seguros. Todos acabaron<br />

en juicio y el veredicto fue siempre favorable a sus defendidos.<br />

He pasado muchas horas durante las últimas tres semanas estudiando dichos sumarios, tomando muchas páginas de notas y<br />

realizando centenares de copias. A continuación he elaborado un extenso interrogatorio, preguntas que una parte le manda a la<br />

otra por escrito y bajo juramento. Hay un sinfín de formas de redactar las preguntas y me dedico a imitar las suyas. Estudio los<br />

sumarios y elaboro una prolongada lista de documentos que me propongo solicitar a Great Benefit. En algunos casos los rivales<br />

de Drummond eran bastante buenos pero en otros eran lastimosos. Sin embargo Drummond parecía llevar siempre la voz<br />

cantante.<br />

Analizo sus declaraciones, informes, peticiones, sus conclusiones escritas y sus respuestas a las conclusiones de los<br />

demandantes. Leo sus documentos en la cama, por la noche. Memorizo sus órdenes preliminares y leo incluso sus cartas al<br />

tribunal.<br />

Después de un mes de delicadas indirectas y sutiles presiones he logrado persuadir a Deck para que haga un viaje relámpago<br />

por carretera a Atlanta. Ha pasado un par de días investigando y sus correspondientes noches en moteles baratos. Los gastos<br />

corren por cuenta del bufete.<br />

Hoy ha regresado con las noticias que esperaba. La fortuna de la señorita Birdie es escasamente superior a los cuarenta y dos<br />

mil dólares. Su segundo marido recibió, efectivamente, una herencia de un hermano perdido en Florida, pero su parte de los<br />

bienes era inferior al millón de dólares. Antes de casarse con la señorita Birdie, Anthony Murdine había tenido otras dos<br />

esposas, que entrambas habían producido un total de seis hijos. Los hijos, los abogados y Hacienda devoraron casi la totalidad<br />

de los bienes. La señorita Birdie recibió cuarenta mil, que por alguna razón dejó en un fondo de inversión de un gran banco de<br />

Georgia. Después de cinco años de intrépidas inversiones, el capital había aumentado en unos dos mil dólares.<br />

Sólo parte del sumario había sido declarado secreto, y Deck logró hurgar e importunar a suficientes personas para averiguar lo<br />

que deseaba.<br />

–Lo siento –dice después de resumirme lo averiguado y entregarme copias de algunas de las órdenes judiciales. Estoy<br />

decepcionado, pero no sorprendido.<br />

La declaración de Donny Ray Black se había programado inicialmente en nuestro bufete, lo cual me producía cierta angustia.<br />

No es que el lugar sea mugriento, pero los despachos son pequeños y casi desprovistos de muebles. En las ventanas no hay<br />

cortinas y la cisterna del retrete, situado en unos diminutos servicios, funciona esporádicamente.<br />

No me avergüenzo de nuestras dependencias que, en realidad, tienen cierto encanto. Es el primer bufete de un joven y futuro<br />

halcón de la jurisprudencia. Pero está destinado a provocar la burla de los muchachos de Trent & Brent, quienes están<br />

acostumbrados a lo más sofisticado. Detesto la idea de tener que soportar su arrogancia al desplazarse a este páramo. Además,<br />

no disponemos de bastantes sillas para acomodar a todo el mundo alrededor de nuestra pequeña mesa de conferencias.<br />

El viernes, un día antes de la declaración, Dot me comunica que Donny Ray se ve obligado a guardar cama y no puede<br />

abandonar la casa. La preocupación le ha debilitado. Si Donny Ray no puede abandonar su casa, hay sólo un lugar donde se le<br />

puede tomar declaración. Llamo a Drummond y me responde que no puede aceptar que no se efectúe en mi despacho. Según él<br />

las reglas son las reglas, y no me queda más remedio que aplazarla y notificar de nuevo a todo el mundo. Lo siente muchísimo.<br />

Él, evidentemente, desearía aplazarla hasta después del funeral. Cuelgo y llamo al juez Kipler. A los pocos minutos el juez<br />

llama a Drummond y, después de unos breves comentarios, se decide tomar la declaración en la casa de Dot y Buddy Black.<br />

Curiosamente, Kipler se propone asistir a la misma. Esto es sumamente inusual, pero tiene sus razones. Donny Ray está<br />

gravemente enfermo y puede que ésta sea nuestra única oportunidad de tomarle declaración. El tiempo, por consiguiente, es de<br />

vital importancia. No es inusual que al tomar declaración estallen grandes conflictos entre los abogados de ambas partes.<br />

Entonces suele ser necesario llamar con urgencia al juez, que se ve obligado a resolver la disputa por teléfono. Si el juez es<br />

ilocalizable y los abogados son incapaces de ponerse de acuerdo, se anula la declaración y se fija una nueva fecha. Kipler<br />

sospecha que Drummond y compañía intentarán malograr el proceso con alguna pelea insignificante, que les sirva de pretexto<br />

para retirarse ofendidos.<br />

Pero si Kipler está presente, la declaración se efectuará sin contratiempos. Intervendrá cuando sea preciso y obligará a<br />

Drummond a mantener el rumbo. Además es sábado y asegura que no tiene otra cosa que hacer.<br />

Creo que también está preocupado, y con razón, por mi capacidad de ejecución en mi primera declaración.<br />

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