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legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

los trasplantes de médula ósea están tan aceptados en la actualidad que sólo un curandero alegaría lo contrario. Me ha mostrado<br />

una docena de artículos y ponencias, incluso libros, que apoyan su convicción de que el trasplante es el mejor tratamiento para<br />

la leucemia aguda.<br />

Evidentemente, Drummond también lo ha descubierto. Además de que no es médico, defiende un punto de vista muy precario,<br />

de modo que no discute demasiado con Kord. La escaramuza es breve. Su argumento principal se basa en que muy pocos<br />

enfermos de leucemia aguda reciben trasplantes, comparados con los que no los reciben. Menos del cinco por ciento, afirma<br />

Kord, pero sólo debido a la dificultad para encontrar donantes. En todo el país se efectúan unos siete mil trasplantes anuales.<br />

Los pacientes que tienen la suerte de encontrar un donante tienen muchas más probabilidades de sobrevivir. Donny Ray era<br />

uno de los afortunados. Tenía un donante.<br />

Kord parece casi decepcionado al ver que Drummond se da por vencido después de pocas preguntas. Yo no deseo preguntarle<br />

nada más, así que sede concede permiso para retirarse.<br />

El próximo es un momento de gran tensión, porque estoy a punto de anunciar a qué ejecutivo de la compañía deseo interrogar.<br />

Drummond me lo ha preguntado esta mañana y le he respondido que todavía no lo había decidido. Se ha quejado a Kipler, pero<br />

el juez le ha respondido que no estoy obligado a comunicárselo hasta que esté listo para hacerlo. Están retenidos en la sala de<br />

los testigos, a lo largo del pasillo, esperando furiosos.<br />

–El señor Everett Lufkin–anuncio.<br />

Mientras el alguacil va en su busca, se desata un torbellino de actividad en la mesa de la <strong>defensa</strong>, que yo sepa para nada, ya que<br />

se limitan a trasladar papeles de un lado a otro, intercambiarse notas y buscar fichas.<br />

Lufkin entra en la sala, mira anhelante a su alrededor, como si acabara de despertar de un letargo, se ajusta la corbata y sigue al<br />

alguacil por el pasillo. Mira nervioso a su grupo de apoyo, situado a su izquierda, y sube al estrado.<br />

Drummond es famoso por la preparación a la que somete a sus testigos, con brutales interrogatorios que llevan a cabo cuatro o<br />

cinco abogados. Lo graban todo en vídeo y luego pasan horas juntos viendo la grabación y perfeccionando la técnica para este<br />

momento.<br />

Sé que estos ejecutivos habrán recibido una preparación impecable.<br />

Lufkin me mira, después se dirige al jurado, procurando en todo momento parecer tranquilo, pero sabe que no podrá responder<br />

todas las preguntas que se avecinan. Tiene unos cincuenta y cinco años, pelo canoso, facciones armoniosas y voz agradable.<br />

Jackie Lemancyzk me contó que quería atarla.<br />

Evidentemente, no tienen ni idea de que ella declarará mañana.<br />

Hablamos del departamento de reclamaciones y de su función en el esquema general de Great Benefit. Lleva ocho años<br />

trabajando en la compañía y desde hace seis ocupa el cargo de vicepresidente de reclamaciones y controla perfectamente su<br />

departamento. Quiere parecer importante ante el jurado y en pocos minutos establecemos que su trabajo consiste en supervisar<br />

todos los aspectos de las reclamaciones. No se ocupa personalmente de todas las reclamaciones, pero es responsable del<br />

departamento. Logro conducirle a una discusión aburrida sobre la burocracia corporativa, y de pronto le pregunto:<br />

–¿Quién es Jackie Lemancyzk?<br />

Se le sacuden ligeramente los hombros.<br />

–Una ex encargada de reclamaciones.<br />

–¿Trabajaba en su departamento?<br />

–Sí.<br />

–¿Cuándo dejó de trabajar para Great Benefit? Se encoge de hombros, no recuerda la fecha. –¿Pudo ser el tres de octubre del<br />

año pasado? –Puede ser.<br />

–Es decir, dos días antes de la fecha prevista para declarar para este caso.<br />

–Sinceramente no lo recuerdo.<br />

Le muestro dos documentos para refrescarle la memoria. El primero es su carta de dimisión del tres de octubre, y el segundo mi<br />

notificación para tomarle declaración el día cinco. Ahora lo recuerda. Admite con reticencia que abandonó Great Benefit<br />

cuando faltaban dos días para declarar para este juicio.<br />

–¿Y ella era la persona responsable de esta reclamación en su compañía?<br />

–Exactamente.<br />

–¿Y usted la despidió? –Claro que no.<br />

–¿Cómo se libró de ella?<br />

–Presentó su dimisión. Puede leerla, la tengo por escrito. –¿Por qué dimitió?<br />

Se acerca la carta como un verdadero listillo y lee, mirando<br />

al jurado:<br />

–Por la presente dimito por razones personales. –¿De modo que fue idea suya dejar el trabajo? –Eso dice la carta.<br />

–¿Cuánto tiempo trabajó para usted?<br />

–Mucha gente trabaja para mí. No recuerdo esos detalles. –¿Entonces no lo sabe?<br />

–No estoy seguro. Varios años. –¿La conocía bien?<br />

–No demasiado. Era uno de los muchos encargados de reclamaciones.<br />

Mañana, ella declarará que su idilio duró tres años. –¿Está usted casado, señor Lufkin? –Sí, y soy muy feliz.<br />

–¿Tiene hijos?<br />

–Sí. Dos hijos mayores.<br />

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