legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...
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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />
Max parece sinceramente feliz de que esté en Madison. Puesto que es judío, participa muy poco en los festejos navideños y el<br />
otro día me dijo por teléfono que era un período maravilloso para trabajar. Me da las direcciones oportunas.<br />
A las nueve de la mañana del día siguiente, la temperatura es de once grados bajo cero cuando entro en la facultad. Está abierta,<br />
pero desierta. Leuberg me espera en su despacho con café caliente. Charlamos durante una hora sobre cosas que echa de menos<br />
en Memphis, entre las que no se incluye la Facultad de Derecho. Su estudio aquí es muy parecido al que tenía en Memphis:<br />
abarrotado, desordenado, y con las paredes cubiertas de provocativos carteles y pegatinas. Su aspecto es también el mismo: una<br />
frondosa cabellera despeinada, vaqueros y zapatillas blancas. Lleva calcetines, pero sólo porque en la calle hay dos palmos de<br />
nieve. Rebosa energía y actividad.<br />
Le sigo por el pasillo hasta una pequeña aula, con una larga mesa en el centro de la misma. Abre la puerta con una llave. Los<br />
documentos que le mandé están ordenados sobre la mesa. Nos sentamos uno frente a otro y sirve más café de un termo. Sabe<br />
que faltan seis semanas para el juicio.<br />
–¿Alguna oferta? –pregunta.<br />
–Sí, varias. Han llegado a ciento setenta y cinco mil, pero mi cliente los ha rechazado.<br />
–Es inusual, pero no me sorprende.<br />
–¿Por qué no le sorprende?<br />
–Porque los tiene atrapados. Aquí hay muchos trapos sucios, Rudy. Es uno de los mejores casos de mala fe que he visto, y he<br />
examinado millares.<br />
–Hay algo más –digo, antes de contarle que nuestros teléfonos están pinchados y que tenemos pruebas contundentes de que<br />
Drummond escucha nuestras conversaciones.<br />
–No es la primera vez que lo oigo –responde–. Sucedió en un caso de Florida, pero el abogado de la acusación no descubrió<br />
que sus teléfonos estaban intervenidos hasta después del juicio. Empezó a sospechar porque la <strong>defensa</strong> parecía saber lo que se<br />
proponía. Pero, caramba, esto es harina de otro costal.<br />
–Deben estar asustados.<br />
–Están muertos de miedo, pero no nos confiemos. Juegan en un terreno que les es favorable. En su condado no son partidarios<br />
de otorgar daños y perjuicios.<br />
–¿Qué está diciéndome?<br />
–Que acepte el dinero y cierre el caso.<br />
–No puedo hacerlo. No quiero hacerlo. Mi cliente no desea hacerlo.<br />
–Estupendo. Ha llegado el momento de trasladar a esa gente al siglo veinte. ¿Dónde está su magnetófono?<br />
Se incorpora de un brinco y da saltos por la sala. En la pared hay una pizarra y el profesor se dispone a dar una conferencia.<br />
Saco el magnetófono del maletín y lo coloco sobre la mesa. Mi pluma y mi cuaderno están listos para entrar en acción.<br />
Max despega y durante una hora tomo apuntes sin parar y le formulo innumerables preguntas. Habla de mis testigos, sus<br />
testigos, los documentos y diversas estrategias. Max se ha estudiado el material que le he mandado. Le encanta la idea de<br />
atrapar a esa gente.<br />
–Guárdese lo mejor para el final –dice el profesor–. Muéstreles la grabación de la declaración de ese pobre chico antes de<br />
morir. Supongo que su aspecto es lamentable.<br />
–Peor.<br />
–Estupendo. Es una imagen maravillosa para dejar en la mente del jurado. Si todo funciona a pedir de boca, podrá concluir su<br />
exposición en tres días.<br />
–¿Y luego?<br />
–Siéntese tranquilo y vea cómo intentan justificarse.<br />
De pronto deja de hablar, coge algo de la mesa y me lo entrega.<br />
–¿De qué se trata?<br />
–Es la nueva póliza de Great Benefit, expedida el mes pasado a uno de mis alumnos. Yo la pagué y la anularemos el mes<br />
próximo. Sólo pretendía ver la redacción del texto. Adivine lo que han excluido, en mayúsculas.<br />
–Los trasplantes de médula ósea.<br />
–Todos los trasplantes, incluidos los de médula. Guárdesela y utilícela en el juicio. Creo que debería preguntarle al director<br />
gerente por qué modificaron la póliza cuando los Black presentaron su demanda judicial. ¿Por qué excluyen ahora<br />
específicamente el trasplante de médula? Y si no estaba excluido en la póliza de los Black, ¿por qué no pagaron la<br />
reclamación? Un buen caso, Rudy. Maldita sea, tal vez vaya a ver el juicio.<br />
–Por favor, hágalo.<br />
Sería muy reconfortante disponer de otro amigo, además de Deck, a quien poder consultar.<br />
A Max le parece problemático nuestro análisis de la ficha de reclamación y no tardamos en perdernos entre el papeleo.<br />
Traslado las cuatro cajas de cartón de mi maletero al aula y a mediodía el lugar parece un campo de batalla.<br />
Su energía es contagiosa. Durante el almuerzo recibo la primera de varias clases sobre la contabilidad de las compañías de<br />
seguros. Puesto que el sector está exento de la legislación federal antimonopolios, ha elaborado sus propios métodos de<br />
contabilidad. Ningún inspector contable competente es capaz de entender las cifras de una compañía de seguros. Son<br />
deliberadamente arcanas, porque ninguna compañía de seguros desea que el mundo exterior sepa lo que está haciendo. Pero<br />
Max me ofrece algunas directrices.<br />
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