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legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

Por consiguiente, gracias a su bondadoso corazón, quiere recompensarnos. Le corresponde la tercera parte, es decir, treinta y<br />

tres mil dólares, pero no piensa guardárselos todos. Los compartirá con nosotros.<br />

–Os voy a dar un tercio de mi par–te, la mitad para cada uno.<br />

Deck y yo calculamos en silencio. Un tercio de treinta y tres mil dólares son once mil, y la mitad son cinco mil quinientos.<br />

–Gracias, Bruiser. Eres muy generoso –respondo, con un esfuerzo para conservar una expresión impasible.<br />

–No hay de qué –dice Bruiser, como si eso formara parte de su estilo de vida– Considéralo un regalo por aprobar el examen.<br />

–Gracias.<br />

–Sí, muchas gracias –agrega Deck.<br />

Ambos estamos aturdidos, pero también pensamos en que Bruiser se queda con veintidós mil dólares por seis horas de trabajo.<br />

Eso equivale aproximadamente a tres mil quinientos dólares por hora.<br />

Sin embargo, yo no esperaba un centavo v de pronto me siento rico.<br />

–Buen trabajo, muchachos. Y ahora a por más casos.<br />

Asentimos simultáneamente. Yo cuento y gasto mi fortuna. Deck indudablemente hace lo mismo.<br />

–¿Estamos listos para mañana? –pregunta Bruiser.<br />

A las nueve de la mañana se debate la propuesta de Great Benefit de sobreseer el caso ante su señoría Harvey Hale. Bruiser ha<br />

mantenido una desagradable conversación con el juez respecto a dicha propuesta y no anticipamos con alegría la perspectiva de<br />

dicha vista.<br />

–Creo que sí –respondo un poco nervioso.<br />

Redacté y presenté una respuesta de treinta páginas, y luego Drummond y sus muchachos contraatacaron con otro informe.<br />

Bruiser llamó a Hale para protestar y la conversación anduvo por malos derroteros.<br />

–Puede que deje parte del debate en tus manos, de modo que prepárate –dice Bruiser.<br />

Se me forma un nudo en la garganta. Mi nerviosismo se transforma en pánico.<br />

–Manos a la obra –agrega––. Sería vergonzoso cerrar el caso con una propuesta de sobreseimiento.<br />

–Yo también colaboro –añade cooperativamente Deck.<br />

–Estupendo. Iremos los tres al juzgado. Dios sabe que ellos serán veinte.<br />

La inesperada riqueza estimula el deseo de mejores cosas en la vida. Deck y yo prescindimos de nuestra sopa y bocadillo<br />

habituales en el local de Trudy para almorzar en un restaurante cercano. Pedimos solomillo.<br />

–Nunca había repartido así el dinero –dice Deck, que aunque estamos en una mesa del fondo y nadie puede oímos no deja de<br />

hacer muecas y mirar por encima del hombro– Algo está a punto de ocurrir, Rudy, estoy seguro. Toxer y Ridge van a<br />

independizarse. Los federales tienen cercado a Bruiser. Está regalando dinero. Me pone nervioso, muy nervioso.<br />

–Pero, ¿por qué? No pueden detenernos.<br />

–No temo que me detengan. Me preocupa el empleo.<br />

–No lo comprendo. Si acusan y detienen a Bruiser saldrá bajo fianza antes de que vuelvan la espalda. El bufete seguirá<br />

funcionando.<br />

–Escúchame –exclama irritado–, puede que lleguen con una orden judicial y sierras de mano. Pueden hacerlo, ¿sabes? No sería<br />

la primera vez en un caso de negocios fraudulentos. A los federales les encanta tomar al asalto los bufetes de abogados,<br />

apoderarse de los ficheros y llevarse los ordenadores. Tú y yo les tenemos sin cuidado.<br />

Sinceramente, nunca lo había pensado y supongo que parezco sorprendido.<br />

–Claro que pueden clausurarle el bufete –prosigue con suma intensidad– Y les encantaría hacerlo. A ti y a mí nos alcanzaría el<br />

fuego cruzado y a nadie, absolutamente a nadie, le importaría un comino.<br />

–¿Entonces qué sugieres?<br />

–¡Larguémonos!<br />

Estoy a punto de preguntarle qué quiere decir, pero está perfectamente claro. Ahora Deck es mi amigo, pero quiere ir más lejos.<br />

Ahora que he aprobado el examen de colegiatura, puedo servirle de paraguas. ¡Deck quiere un socio! Antes de que le responda<br />

se lanza al ataque.<br />

–¿De cuánto dinero dispones?<br />

–Pues, de cinco mil quinientos dólares.<br />

–YÓ también. Suman once mil. Si aportamos dos mil cada uno dispondremos de cuatro mil. Podemos alquilar un pequeño<br />

despacho por quinientos mensuales, el teléfono y los servicios costarán otros quinientos. Podemos conseguir algunos muebles,<br />

nada especial. Trabajaremos con un presupuesto muy limitado los primeros seis meses y veremos cómo funciona. Yo me<br />

ocuparé de conseguir los casos, tú haces acto de presencia en los juzgados y nos repartimos los beneficios por un igual. Todo a<br />

medias: gastos, honorarios, beneficios, trabajo y horario.<br />

Estoy anonadado, pero pienso con rapidez.<br />

–¿Y una secretaria?<br />

–No la necesitamos –responde inmediatamente, puesto que ya lo ha pensado– Por lo menos para empezar. Entre los dos<br />

podemos ocuparnos del teléfono, e instalar un contestador automático. Tanto tú como yo sabemos mecanografiar. Funciona, y<br />

cuando ganemos un poco de dinero, contrataremos a una chica.<br />

–¿Cuánto costarán los gastos globales?<br />

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