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legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

tiempos y seis de nosotros nos reunimos en Yogi's a beber unas cervezas. Prince ha salido esta noche y Bruiser brilla por su<br />

ausencia, de lo cual me alegro, porque detestaría que mis amigos me vieran en presencia de mi jefe. Concededme un año y<br />

tendré un trabajo mejor.<br />

Después de nuestro primer semestre en la facultad, descubrimos que era preferible no comentar nunca los exámenes. Cuando se<br />

comparan las respuestas, uno pasa a ser dolorosamente consciente de lo que ha olvidado.<br />

Comemos pizza y tomamos unas cervezas, pero estamos demasiado agotados para hacer juerga. Booker me comunica de<br />

regreso a casa que el examen le ha puesto físicamente enfermo. Está seguro de haberlo suspendido.<br />

Duermo doce horas. Le he prometido a la señorita Birdie que hoy me ocuparé de mis labores en la finca, en el supuesto de que<br />

no llueva, y la luz del sol inunda mi piso cuando por fin despierto. El tiempo es cálido, húmedo y pegajoso, como es habitual<br />

en Memphis durante el mes de julio. Después de tres días forzando la vista, la imaginación y la memoria en una sala<br />

desprovista de ventanas, estoy listo para un poco de sudor y suciedad. Abandono la casa sin ser visto y, al cabo de veinte<br />

minutos, aparco frente al domicilio de los Black.<br />

Donny Ray está delante de la puerta, con unos vaqueros, zapatillas, calcetines oscuros, camiseta blanca y una gorra típica de<br />

béisbol, que sobre su demacrado rostro parece excesivamente grande. Camina con un bastón, pero necesita que una mano firme<br />

sujete su frágil brazo para conservar el equilibrio. Dot y yo lo conducimos por el camino frente a la casa, y lo acomodamos en<br />

el asiento delantero de mi coche. Para Dot supone un alivio que salga unas horas de la casa por primera vez desde hace varios<br />

meses. Ahora se queda a solas con Buddy y los gatos.<br />

Donny Ray se sienta con el bastón entre las piernas y apoya la barbilla sobre el mismo cuando cruzamos la ciudad. Después de<br />

darme las gracias, apenas dice palabra.<br />

Terminó el bachillerato hace tres años, a los diecinueve, y su hermano gemelo, Ron, lo hizo un año antes. No intentó ingresar<br />

en la universidad. Durante dos años trabajó de dependiente en una tienda de ultramarinos, pero dejó el empleo después de un<br />

atraco. Su historial laboral es irregular, pero nunca ha abandonado el domicilio paterno. A juzgar por los informes que he<br />

examinado hasta ahora, nunca ha percibido unos ingresos superiores al salario mínimo.<br />

Ron, sin embargo, logró licenciarse en la Universidad de Texas, en El Paso, y ahora prepara un doctorado en Houston. Él<br />

también sigue soltero y raramente regresa a Memphis. Nunca estuvieron muy unidos, dice Dot. A Donny Ray le gustaba<br />

quedarse en casa, leer libros y construir modelos de aeroplanos. Ron salía en moto y cuando tenía doce años formó parte de una<br />

pandilla de chiquillos. Eran buenos chicos, afirma Dot. El historial está perfectamente documentado con pruebas claras y<br />

abundantes de que la médula ósea de Ron cumple los requisitos necesarios para efectuarle un trasplante a Donny Ray.<br />

Avanzamos en mi pequeño coche destartalado. Donny Ray mira fijamente hacia delante, con la visera de la gorra a media<br />

frente, y sólo abre la boca cuando le formulo alguna pregunta. Aparcamos junto al Cadillac de la señorita Birdie y le explico<br />

que este antiguo caserío en este barrio señorial de la ciudad es donde vivo. No sé si está impresionado, pero lo dudo. Le ayudo<br />

a rodear la montaña de estiércol hasta un lugar sombrío del jardín.<br />

La señorita Birdie sabe que voy a traerlo y espera ansiosa con limonada fresca. Después de las presentaciones, se apodera<br />

inmediatamente del control de la situación. ¿Galletas? ¿Pastelitos? ¿Algo para leer? Coloca cojines en el banco a su alrededor,<br />

sin dejar de charlar alegremente. Tiene un corazón de oro. Le cuento que conocí a los padres de Donny Ray en el Parque de los<br />

Cipreses y se siente particularmente unida a él. Un miembro de su rebaño.<br />

Cuando está debidamente instalado en un lugar fresco, sin que le toque directamente el sol, que podría dañar su delicada piel, la<br />

señorita Birdie declara que ha llegado el momento de empezar a trabajar. Escudriña dramáticamente el jardín, se rasca la<br />

mandíbula en actitud meditabunda y luego posa lentamente la mirada en el estiércol. Da unas cuantas órdenes para impresionar<br />

a Donny Ray y entro en acción.<br />

No tardo en empaparme de sudor, pero en esta ocasión lo disfruto plenamente. La señorita Birdie se queja durante la primera<br />

hora de la humedad y luego decide ocuparse de las flores, que están en lugares más frescos. Oigo que habla incesantemente con<br />

Donny Ray, que no dice gran cosa, pero disfruta del aire libre. En una de las ocasiones, cuando paso con la carretilla, veo que<br />

están jugando a las damas. En otro momento la veo sentada muy cerca de él, mostrándole un álbum de fotografías.<br />

He pensado muchas veces en preguntarle a la señorita Birdie si estaría dispuesta a ayudar a Donny Ray. Estoy convencido de<br />

que esa encantadora mujer extendería un cheque para el trasplante, si dispone realmente del dinero. Pero no lo he hecho por dos<br />

razones. En primer lugar, es demasiado tarde para un trasplante. Y en segundo lugar, se sentiría humillada si no dispone del<br />

dinero. Ya le incomoda bastante mi actual interés por su capital. No puedo pedirle dinero.<br />

Cuando le diagnosticaron la leucemia, e hizo un pequeño esfuerzo encaminado a recaudar fondos para su tratamiento. Se<br />

organizó un grupo de amigos, que colocaron el retrato de Donny Ray en los recipientes de leche distribuidos por los cafés y<br />

tiendas de ultramarinos del norte de Memphis. Según ella fue poco lo que recaudaron. Alquilaron un local y celebraron una<br />

gran fiesta con comida y música regional, para la que contrataron incluso a un disc–jockey de música country. Les faltaron<br />

veintiocho dólares para cubrir los gastos.<br />

La primera sesión de quimioterapia costó cuatro mil dólares, de los cuales dos tercios fueron absorbidos por Saint Peter.<br />

Lograron reunir el resto del dinero. Al cabo de cinco meses, la leucemia estaba de nuevo en auge.<br />

Mientras manipulo la pala y sudo, canalizo mi energía mental y la transformo en odio por Great Benefit. El trabajo no es<br />

excesivo, pero necesitaré mucha fortaleza moral para sustentarme cuando empiece la guerra contra Tinley Britt.<br />

El almuerzo es una agradable sorpresa. La señorita Birdie ha preparado sopa de pollo, no exactamente lo que yo elegiría en un<br />

día como hoy, pero un cambio agradable para descansar de los bocadillos de pavo. Donny Ray come medio plato y dice que<br />

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