legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...
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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />
–Menos de dos mil. Alquiler, teléfono, servicios, suministros, copias y múltiples gastos menores. Pero podemos buscar atajos y<br />
operar de forma barata. Si reducimos los gastos nos llevamos más dinero a fin de mes. Es muy simple –dice, al tiempo que me<br />
observa mientras sorbe su té helado, antes de inclinarse de nuevo sobre la mesa– Escúchame, Rudy, tal como yo lo entiendo,<br />
acabamos de dejar veintidós mil dólares sobre la mesa. Debíamos habernos llevado la cantidad global, con lo cual cubriríamos<br />
los gastos de un año entero. Abramos nuestro propio negocio y quedémonos con todo el dinero.<br />
Las normas éticas prohíben que un abogado forme sociedad con alguien que no lo sea. Empiezo a mencionarlo, pero me<br />
percato de su futilidad. A Deck se le ocurrirán una docena de formas de rebatirlo.<br />
–El alquiler parece barato –declaro, por decir algo y también para averiguar cuánto ha investigado.<br />
Entorna los párpados y sonríe con sus relucientes dientes de castor.<br />
–Ya he encontrado el lugar. Está en un antiguo edificio de Madison, sobre una tienda de antigüedades. Cuatro salas y unos<br />
lavabos, exactamente a medio camino entre la cárcel y Saint Peter.<br />
¡El emplazamiento perfecto! Un lugar de ensueño para cualquier abogado.<br />
–Es una parte conflictiva de la ciudad –comento.<br />
–¿Por qué crees que el alquiler es tan barato?<br />
–¿Está en buenas condiciones?<br />
–No está mal. Tendremos que pintarlo.<br />
–Soy un experto.<br />
Llegan las ensaladas y me lleno la boca de lechuga. Deck mueve la comida en el plato, pero come poco. Su mente está<br />
demasiado activa para concentrarse en la comida.<br />
–Debo marcharme, Rudy. Sé cosas que no puedo contar, ¿comprendes? Créeme, Bruiser está a punto de desplomarse. Se le ha<br />
acabado su buena racha –dice antes de hacer una pausa para coger una nuez– Si no quieres venir conmigo hablaré con Nicklass<br />
esta tarde.<br />
Nicklass es el único que queda aparte de Toxer y Ridge, y sé que a Deck no le gusta. También tengo la fuerte sospecha de que<br />
es cierto lo que Deck cuenta acerca de Bruiser. Basta hojear el periódico un par de veces por semana para percatarse de que<br />
tiene graves problemas. Deck ha sido su más fiel empleado en los últimos años y me asusta el hecho de que esté dispuesto a<br />
huir.<br />
Comemos despacio y en silencio pensando en nuestros próximos pasos. Hace cuatro meses, la idea de ejercer la abogacía con<br />
alguien como Deck habría sido impensable, incluso irrisoria, sin embargo ahora soy incapaz de encontrar pretextos para<br />
impedir que se convierta en mi socio.<br />
–¿No quieres que sea tu socio? –pregunta con tristeza.<br />
–Estoy reflexionando, Deck. Concédeme unos minutos. Con lo que me has contado, acabas de asestarme un duro golpe en la<br />
cabeza.<br />
–Lo siento. Pero debemos actuar con rapidez.<br />
–¿Cuánto sabes?<br />
–Lo suficiente para estar convencido. No me hagas mas preguntas.<br />
–Dame unas horas. Deja que lo piense.<br />
–De acuerdo. Mañana vamos los dos al juzgado, reunámonos temprano. En el café de Trudy. No podemos hablar en el<br />
despacho. Piénsatelo y dame una respuesta por la mañana.<br />
–Trato hecho.<br />
–¿Cuántos sumarios tienes?<br />
Reflexiono unos instantes. Tengo un sumario considerablemente extenso sobre el caso Black, otro bastante ralo sobre la<br />
señorita Birdie y otro sobre una inútil compensación laboral, que Bruiser me cedió la semana pasada.<br />
–Tres.<br />
–Sácalos de tu despacho. Llévatelos a tu casa.<br />
–¿Ahora?<br />
–Ahora. Esta tarde. Y cualquier otra cosa que te interese de tu despacho, te conviene sacarla cuanto antes. Pero asegúrate de<br />
que no te descubran, ¿comprendes?<br />
–¿Nos vigila alguien?<br />
Se contorsiona, mira a su alrededor y luego asiente cautelosamente sin que sus ojos dejen de moverse alocadamente tras sus<br />
torcidas gafas.<br />
–¿Quién?<br />
–Los federales, creo. El bufete está vigilado.<br />
VEINTITRÉS<br />
El pequeño comentario de Bruiser, sobre el hecho de que tal vez me permita participar en el debate de la vista del caso Black,<br />
me mantiene despierto casi toda la noche. Puede que no fuera más que una simple estratagema del sabio mentor, pero me tiene<br />
más preocupado que la perspectiva de formar sociedad con Deck.<br />
Está todavía oscuro cuando llego al local de Trudy. Soy su primer cliente. El café es fresco y los buñuelos están calientes.<br />
Charlamos unos instantes, pero Trudy tiene mucho que hacer.<br />
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