legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...
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John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />
–No está aquí, si es eso lo que pretende saber.<br />
–Lo que pretendo es averiguar la verdad, señor Aldy. Le ruego que me ayude. ¿Se retiró la sección «u» de este manual antes de<br />
entregármelo?<br />
–Eso parece.<br />
–¿Es eso una respuesta afirmativa? –Sí. La sección en cuestión fue retirada.<br />
–¿Está usted de acuerdo en que el manual de contratación es muy importante para las operaciones de su departamento?<br />
–Por supuesto.<br />
–¿De modo que está usted muy familiarizado con el mismo? –Sí.<br />
–En tal caso, podría resumir fácilmente lo esencial de la sección «u» para el jurado, ¿no es cierto?<br />
–No estoy seguro. Hace algún tiempo que no lo consulto. Todavía no sabe si tengo una copia de la sección «u» del manual de<br />
contratación.<br />
–¿Por qué no lo intenta? Haga un breve resumen de la sección «u» para el jurado.<br />
Reflexiona unos instantes y luego explica que dicha sección contiene un sistema de comprobaciones y balances entre<br />
reclamaciones y contratación. Ambos departamentos deben supervisar ciertas reclamaciones. Se necesita una cantidad<br />
abundante de papeleo para asegurarse de que la reclamación se tramita debidamente. Divaga, adquiere más confianza en sí<br />
mismo y puesto que todavía no he mostrado ninguna copia de la sección «u», me parece que empieza a creer que no la tengo.<br />
–De modo que el propósito de la sección «u» es el de garantizar que cada reclamación se tramite debidamente.<br />
–Sí.<br />
Saco un manual de debajo de mi mesa y me acerco al testigo.<br />
–En tal caso, explíqueselo al jurado –digo al tiempo que le entrego un ejemplar completo del manual.<br />
Se desanima ligeramente. Drummond procura dar la impresión de que está tranquilo, pero le resulta imposible.<br />
La sección «u» en contratación es tan escabrosa como la sección «u» en reclamaciones, y después de una hora de poner a Aldy<br />
en aprieto, llega el momento de parar. La estratagema ha sido expuesta abiertamente, a la vista del jurado.<br />
Drummond se abstiene de formular preguntas. Kipler ordena un receso de quince minutos para que Deck y yo podamos instalar<br />
los monitores.<br />
Nuestro último testigo es Donny Ray Black. El alguacil baja las luces de la sala y los miembros del jurado se inclinan hacia<br />
delante, ansiosos por ver su cara en la pantalla de veinte pulgadas. Hemos editado la declaración, que ahora dura sólo treinta y<br />
un minutos, y los miembros del jurado absorben cada una de sus roncas y débiles palabras.<br />
En lugar de mirarlo por enésima vez, me siento junto a Dot y observo los rostros del jurado. Detecto mucha compasión. Dot se<br />
seca las mejillas con el reverso de la mano. Hacia el final, tengo un nudo en la garganta.<br />
Cuando se apagan las pantallas y el alguacil se dispone a encender las luces, la sala está muy silenciosa durante un largo<br />
minuto. En la penumbra se oye el suave sollozo inconfundible de una madre que procede de nuestra mesa.<br />
Hemos infligido todo el mal del que he sido capaz. He ganado el caso. Ahora, el reto es no perderlo.<br />
–Con la venia de su señoría, la acusación ha concluido –anuncio solemnemente cuando se encienden las luces.<br />
A pesar de que ya hace bastante rato que los miembros del jurado se han marchado, Dot y yo permanecemos sentados en una<br />
sala vacía, y hablamos de las extraordinarias declaraciones que hemos oído en los dos últimos días. Desde los primeros<br />
momentos se demostró que ella tenía razón y ellos no la tenían, pero la gratificación es mínima. Seguirá atormentándose hasta<br />
el día de su muerte por no haber luchado con más ahínco cuando era necesario.<br />
Me dice que no le importa lo que ocurra de ahora en adelante. Ha gozado de su oportunidad en la sala. Quiere regresar a su<br />
casa y no volver jamás. Le explico que eso es imposible. Estamos sólo a medio camino. Faltan sólo unos días.<br />
CUARENTA Y SEIS<br />
Estoy fascinado por lo que Drummond intentará en su <strong>defensa</strong>. Se expone a empeorar la situación si presenta más testigos de la<br />
oficina central e intenta justificar sus estratagemas para denegar las reclamaciones. Sabe que me limitaré a exhibir las secciones<br />
«u» y formular toda clase de preguntas maliciosas. Que yo sepa, puede que haya más mentiras y tapaderas. Y la única forma de<br />
averiguarlo será en los interrogatorios.<br />
Ha presentado una lista de dieciocho personas como testigos potenciales. No puedo imaginarme a quién llamará primero. En<br />
mi presentación del caso he gozado de la ventaja de saber lo que ocurriría a continuación, quién sería el próximo testigo, el<br />
próximo documento. Ahora es muy diferente. Tendré que reaccionar con rapidez.<br />
Ya avanzada la noche llamo a Max Leuberg a Wisconsin y le cuento encantado los sucesos de los dos primeros días. Me ofrece<br />
algunos consejos y opiniones respecto a lo que sucederá a partir de ahora. Se emociona muchísimo y dice que tal vez cogerá un<br />
avión.<br />
Paseo de un lado para otro hasta las tres de la madrugada, hablando a solas e intentando imaginar lo que Drummond se<br />
propone.<br />
Me alegra ver a Cooper Jackson sentado en la sala cuando llego a las ocho y media. Me presenta a otros dos abogados, ambos<br />
de Raleigh, Carolina del Norte. Han venido en avión para presenciar mi juicio. ¿Cómo va?, me preguntan. Les ofrezco un<br />
resumen cauteloso de lo sucedido. Uno de los abogados estaba en la sala el lunes y vio el melodrama de la sección «u». Entre<br />
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