13.09.2013 Views

legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

legítima defensa (the rainmaker) - john grisham - Juventud ...

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

John Grisham Legítima <strong>defensa</strong><br />

dice que ha quedado completamente arrasado y que el señor Lake calcula las pérdidas en unos tres millones de dólares. Se le<br />

cita diciendo: «Su renovación ha sido como un idilio que ha durado cinco años. Estoy desolado.»<br />

Llora, muchacho, llora. Echo una rápida ojeada al artículo y no veo que se mencionen en ningún lugar las palabras «incendio<br />

intencionado». Luego lo leo detenidamente. La policía no hace declaraciones: el asunto está todavía bajo investigación,<br />

demasiado pronto para especular, sin comentario. Las evasivas habituales de los polis.<br />

No esperaba que mencionaran mi nombre como el de un posible sospechoso, pero de todos modos me siento aliviado.<br />

Estoy en mi despacho procurando dar la impresión de que estoy ocupado y preguntándome cómo generar unos honorarios de<br />

mil dólares durante los próximos treinta días, cuando Bruiser irrumpe en la estancia y me entrega un papel.<br />

–Es la copia de un informe de la policía –refunfuña, ya de camino a la puerta.<br />

–¿Sobre mí? –pregunto horrorizado.<br />

–¡Claro que no! Es el informe de un accidente de tráfico. Ocurrió anoche en la esquina de Airways y Shelby, a pocas manzanas<br />

de aquí. Puede que uno de los conductores estuviera borracho. Parece que se saltó un semáforo en rojo –dice y se queda<br />

mirándome fijamente.<br />

–Representamos a uno de los...<br />

–¡Todavía no! Para eso estás tú aquí. Ve y consigue el–Caso. Averigua lo sucedido. Hazles firmar un contrato. Investígalo.<br />

Parece que las lesiones pueden ser importantes.<br />

Estoy sumamente perplejo cuando abandona mi despacho. Da un portazo y le oigo refunfuñar mientras se aleja por el pasillo.<br />

El informe del accidente está repleto de información: nombres de los conductores y pasajeros, direcciones, números de<br />

teléfono, lesiones, desperfectos de los vehículos y declaraciones de testigos presenciales. Hay un croquis de cómo cree la<br />

policía que se produjo el accidente y otro que muestra cómo encontraron los vehículos. Ambos conductores sufrieron lesiones e<br />

ingresaron en el hospital, y al parecer el que se saltó el semáforo en rojo había bebido.<br />

Muy interesante, ¿pero qué hago ahora? El accidente tuvo lugar a las diez y diez de la noche, y de algún modo la información<br />

ha caído en las sucias manos de Bruiser a primera hora de la mañana. Vuelvo a leerlo y luego lo contemplo fijamente un buen<br />

rato.<br />

Una llamada a la puerta me sacude de mi estado de confusión.<br />

–Adelante –respondo.<br />

Se entreabre la puerta y un individuo bajo y delgado asoma la cabeza.<br />

–¿Rudy? –pregunta en un tono agudo y nervioso.<br />

–Sí, adelante.<br />

Se desliza por la estrecha abertura y avanza sigilosamente hasta instalarse en la silla frente a mi escritorio.<br />

–Soy Deck Shifflet –declara sin ofrecerme la mano ni una sonrisa– Bruiser me ha dicho que tenías un caso del que querías<br />

hablar –agrega mientras mira por encima del hombro, como si alguien hubiera entrado tras él en el despacho y estuviera ahora<br />

escuchándolo.<br />

–Encantado de conocerte –respondo.<br />

Es difícil saber si Deck tiene cuarenta o cincuenta años. La mayor parte de su pelo ha desaparecido y los escasos mechones<br />

supervivientes están impregnados de brillantina y aplastados a su generosa calva. El poco cabello alrededor de sus orejas es<br />

ralo y predominantemente canoso. Usa unas gafas cuadradas de montura metálica, bastante gruesas y sucias. También es muy<br />

difícil determinar si su cabeza es demasiado grande o su cuerpo excesivamente pequeño, pero no armonizan. Su frente está<br />

compuesta por dos mitades redondeadas, unidas en una hendidura más o menos central que desciende de pronto hacia la nariz.<br />

El pobre Deck es una de las personas menos agraciadas que he visto en mi vida. Su rostro exhibe las secuelas de un devastador<br />

acné juvenil. Su barbilla es prácticamente inexistente. Cuando habla se le arruga la nariz y levanta el labio superior, mostrando<br />

cuatro grandes dientes, todos del mismo tamaño.<br />

El cuello de su camisa blanca con dos bolsillos está sucio y desgastado. El nudo de su sencilla corbata de lana roja es tan<br />

grande como mi puño.<br />

–Es un caso contra una compañía de seguros –aclaro, procurando eludir la mirada de unos enormes ojos que me observan<br />

parapetados tras sus gafas– ¿Eres uno de los miembros asociados del bufete?<br />

Frunce la nariz y el labio, y exhibe la dentadura.<br />

–Más o menos. No exactamente. El caso es que no soy abogado todavía. He estudiado Derecho y estoy licenciado, pero no he<br />

aprobado el examen de colegiatura.<br />

Ah, una alma gemela.<br />

–Vaya, hombre –exclamo– ¿Cuándo terminaste los estudios?<br />

–Hace cinco años. Lo cierto es que tengo algunos problemas con el examen. Lo he intentado seis veces.<br />

Ésa no es noticia de mi agrado. Sinceramente, no sabía que una misma persona pudiera presentarse tantas veces al examen de<br />

colegiatura.<br />

–Caramba –susurro–, cuánto lo siento.<br />

–¿Cuándo te presentas? –pregunta nervioso, sin dejar de mirar a su alrededor.<br />

Está sentado al borde de la silla, como si tuviera que salir corriendo inesperadamente. Con el índice y el pulgar de su mano<br />

derecha se pellizca el reverso de su mano izquierda.<br />

–En julio. Vaya palo, ¿no te parece?<br />

61

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!