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102<br />
Luego añade, (Y esto va de obsequio <strong>para</strong> tu vida particular), que también una ciudad, pero<br />
fundamentalmente una casa dividida, no permanece. Entonces la pregunta que debo hacerte aquí, antes<br />
de <strong>seguir</strong> con nuestro tema, es: ¿No está dividida tu casa? Esposa, esposo, hijas, hijos, padres, madres,<br />
suegros, suegras, hermanos, hermanas. ¿Todo está en unidad?<br />
(26) Y si Satanás (He aquí lo que te dije antes: <strong>el</strong> príncipe de los demonios es Satanás)<br />
echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿Cómo, pues, permanecerá en su reino?<br />
Esto confirma y corrobora lo anterior. Hasta <strong>el</strong> mismísimo reino d<strong>el</strong> mismísimo Satanás no puede<br />
ni debe dividirse, ya que de hacerlo corre <strong>el</strong> riesgo claro y notorio de no poder permanecer. ¿Y que<br />
significará no permanecer?<br />
Según nuestro auxilio de la RAE, permanecer es mantenerse sin mutación (alteración) en un<br />
mismo lugar, estado o calidad. También significa estar en algún sitio durante cierto tiempo. En ambos<br />
casos, es muy claro y puntual. Si te divides, desapareces o te derrumbas. Anótalo, por favor.<br />
(27) Y si yo echo fuera los demonios por Be<strong>el</strong>zebú, ¿Por quien lo echan vuestros hijos?<br />
Por tanto, <strong>el</strong>los serán vuestros jueces.<br />
Ellos no echaban fuera los demonios como lo había hecho Jesús, pero sí practicaban ciertas<br />
técnicas de exorcismo. A eso se refiere Jesús cuando les dice que si le endilgan a él hacerlo por<br />
Satanás, ¿Qué les queda <strong>para</strong> <strong>el</strong>los mismos?<br />
(28) Pero si yo por <strong>el</strong> Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a<br />
vosotros <strong>el</strong> reino de Dios.<br />
Primero: nadie puede echar fuera un demonio de alguien que lo tenga operando, si no es por <strong>el</strong><br />
poder, la unción y la presencia d<strong>el</strong> Espíritu Santo. ¿Será por esa razón que presenciamos tan pocas<br />
liberaciones genuinas y reales en <strong>el</strong> seno de la iglesia estructural?<br />
Pero luego añade que, si ocurre eso, inmediatamente hay que tomarlo como señal inequívoca de<br />
que <strong>el</strong> Reino de Dios ha llegado a nosotros. Vu<strong>el</strong>vo atrás: Si son tan pocas las ocasiones en que existen<br />
liberaciones en la iglesia, también lo son las que nos dan la evidencia d<strong>el</strong> Reino de Dios operando en<br />
<strong>el</strong>la.<br />
041 - Parábolas de Enseñanza<br />
El capítulo 13 d<strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io de Mateo es, quizás, <strong>el</strong> más prolífico en las definiciones r<strong>el</strong>acionadas<br />
con <strong>el</strong> Reino de Dios. Porque no sólo lo está mencionando en varios textos, sino que es uno de los muy<br />
pocos en <strong>el</strong> que Jesús da <strong>para</strong>ngones, mod<strong>el</strong>os, parecidos, similitudes y otros conceptos <strong>para</strong> dejar en<br />
evidencia, aunque sea en forma de parábolas, su cualidad y calidad.<br />
Comienza este capítulo narrando que un día Jesús salió de la casa ¿Alguien te explicó de que<br />
casa salió? No, ¿Verdad? A mí tampoco. Lástima, no es ese nuestro tema. Ya vendrá. Dice que salió y<br />
se sentó junto al mar. Con esto queda más que en claro que a Jesús no le gustaban los sitios de mayor<br />
altitud que la gente que debía oírle y no le interesaba en absoluto que lo miraran.<br />
Él creía importante, sí, que lo oyeran y entendieran. Esto, no sé por qué razón, me recuerda a la<br />
radio. Los ministerios radiales tienen la misma rutina. No puedo decir lo mismo de los predicadores<br />
clásicos de púlpito, plataforma, luces, colorido, flores y rimbombancias similares. Y no es crítica, créeme;<br />
yo también he estado allí alguna vez.