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Por lo tanto, la enseñanza directa y personal que deberíamos tomar de este texto, es que debes
reconocer que tu vida puede lo mismo tener un efecto positivo que negativo. Y que entonces,
simplemente porque eres miembro del Reino de Dios, tendrás que vivir responsablemente, primero, para
la gloria de Dios, y segundo, para testimonio viviente de todos los que te rodean.
105 – Esa Ley que Sigue Matando
(Verso 17)= No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para
abrogar, sino para cumplir.
Quien suponga que un miembro del Reino de los Cielos está en la tierra para hacer lo que le da
la regalada gana, se equivoca total y ampliamente. ¿Tú crees que Jesús debía cumplir ese farragoso
reglamento que los judíos difundían en sus sinagogas, pero que ni los propios fariseos podían cumplir?
Ponte por un momento en Su lugar. ¿No te hubieras plantado delante de todo ese conglomerado
estupidizado por la ley y les hubieras cantado, como decimos en Argentina, “cuatro frescas” por
ignorantes y legalistas, y acto seguido hubieras hecho “la tuya” sin dar ni pedir explicaciones?
Sí; tú o yo, seguramente, no hubiésemos podido resistir la tentación de hacer valer nuestra
categoría de hijos del Dios Altísimo. Sin embargo, Jesús no lo hizo de esa manera. Él ni abrogó la ley ni
lo que vociferaban los profetas de su tiempo; Él lo cumplió. ¿Para que? Para ser sin mancha. Pregunto:
¿Lo consiguió o no lo consiguió?
(18) Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.
Esto no significa que haya que vivir cumpliendo esta vieja ley. Significa que la ley seguirá
vigente allí, a la vista y conocimiento de todos, con la finalidad de hacernos saber que, como seres
humanos imperfectos y falibles, jamás podremos cumplirla.
Como es más que evidente, Cristo aclara que Él no vino a anular la ley, sino a darle su cabal y
completo cumplimiento. También estableció que la ley es inmutable, perfecta y se cumplirá. Todo lo que
Dios dice y promete se cumplirá.
La justicia del reino muestra la importancia de vivir y de ese modo enseñar los mandatos del
Señor. La justicia del Reino es superior a la de la religión. Sólo viviendo dentro de ella se cumple en
plenitud la ley del Señor.
El respeto por estas leyes, la decisión por parte de los auténticos hijos de Dios por respetarlas,
guardarlas y ponerlas por obra, determinan en nosotros algunas reacciones y actitudes que también
deben mostrar.
(19) De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños,
y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos, más cualquiera
que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
(20) Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.