Pulsa aquí para seguir leyendo y descargar el ... - La Web Cristiana

129
Esta parábola habla de una comparación muy singular y, en casi todas las versiones clásicas de
la Biblia, está subtitulada como la “Parábola de la Fiesta de Bodas”. Hay una mención al Reino en el
inicio, pero la reproduzco completa porque es menester entender el significado de esa mención.
(Mateo 22: 1) = Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: (2) el reino
de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; (3) y envió a sus siervos a
llamar a los convidados a las bodas; mas estos no quisieron venir.
(4) Volvió a enviar a otros siervos, diciendo: decid a los convidados: he aquí, he preparado
mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a
las bodas.
(5) Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; (6) y
otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.
Quiero que entiendas el símbolo claro que hay aquí hasta este punto. El rey es Dios, las bodas
significan el advenimiento de Jesucristo, los siervos enviados son los ungidos con la gracia del
evangelista.
Los que desoyen el llamado y vuelven a sus labranzas, son los que viven de lo que produce la
tierra, siendo esto una pintura agrícola para el hombre de campo, pero también algo relacionado con
nuestra carnalidad en todas sus facetas.
Los que decidieron no oír el llamado por estar ocupados en sus negocios, son los empresarios,
comerciantes y gente que, con títulos o diferentes jerarquías eclesiásticas, sostienen sus pseudo
ministerios sin otra finalidad que la de lucrar con ellos.
Finalmente, los que toman a los siervos que proclaman la buena nueva genuina, que no siempre
se parece a la que dictan las doctrinas oficiales y los suprimen espiritual y materialmente, son los
modernos fariseos, representantes de la estructura religiosa nominal, hipócrita y ritualista. Y esto no se
refiere a un determinado credo; los hay en todos.
(7) Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y
quemó su ciudad.
(8) Entonces dijo a sus siervos: las bodas de verdad están preparadas; mas los que fueron
convidados no eran dignos.
(9) Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
(10) Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente
malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.
La historia que la teología sistemática clásica enseña, nos dice que la destrucción de Jerusalén
marcó históricamente el fin de Israel. El propósito redentor de Dios sería llevado a cabo entre los
gentiles hasta que se completara la era de estos.
Está muy claro y muy bien, lo entendemos perfectamente y nos sirve para comprender que Dios
modificó su plan primario, que era el de operar y funcionar con aquel pueblo elegido, por causa de la
desobediencia y corrupción de ellos, y lo extendió a los gentiles, que es como decir: el resto de la
humanidad.