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Esto nos está dejando en evidencia varios conceptos que se encolumnan en un principio más<br />
que básico. Debemos emplear las riquezas materiales dentro d<strong>el</strong> reino de Dios y de ninguna manera<br />
como lamentablemente hemos visto con asiduidad, <strong>para</strong> satisfacer nuestras ambiciones egoístas.<br />
No siempre alcanzamos a tomar dimensión que <strong>el</strong> mal uso de recursos financieros tiene,<br />
inevitablemente, consecuencias eternas. Ese, mayoritariamente, es <strong>el</strong> problema más corriente de todos<br />
aqu<strong>el</strong>los que me escriben pidiéndome que ore por sus finanzas particulares. ¿Cómo se hace <strong>para</strong><br />
decirles la verdad divina sin lastimarlos en sus almas?<br />
075 – Descripciones Actuales<br />
Además, tal como se ha visto en la parábola de los talentos, Dios prueba normalmente la<br />
capacidad <strong>para</strong> recibir las verdaderas riquezas d<strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o. (Esto es: lo que es nuestro) conforme al uso<br />
que hacemos de las posesiones materiales.<br />
No será extraño ni falto de coherencia que, alguien que es avaro con sus posesiones, presente<br />
luego cierta resistencia y reticencia <strong>para</strong> dar de gracia lo que de gracia ha recibido. Y, por <strong>el</strong> contrario,<br />
aqu<strong>el</strong> que se muestra proclive a derrochar sus bienes, forme parte de aqu<strong>el</strong>los a los que Jesús tuvo muy<br />
en cuenta cuando advirtió que no se debían arrojar perlas a los cerdos.<br />
Por ese motivo es que, preponderantemente, algunos prestigiosos ministerios te hacen pagar lo<br />
que tienes y lo que no tienes <strong>para</strong> darte algo de sus unciones. No digo que lo hagan gratis, Dios conoce<br />
a cada uno en sus corazones; digo que no podemos cobrar dinero por aqu<strong>el</strong>lo que recibimos sin costo.<br />
Siempre que digo esto, saldrá alguien dispuesto a decirme: “¡Pero no, hermano! ¡El obrero es<br />
digno de su salario!” – Y yo siempre responderé también lo mismo: es cierto, <strong>el</strong> obrero es digno de su<br />
salario. Pero no dispone cuanto, como y cuando obtenerlo, eso es decisión de su patrón.<br />
Se hace, asimismo, y al igual que lo que se expresa en Mateo 6:24, un llamado sumamente<br />
preciso y concreto a la lealtad. Una lealtad que tiene un único y proverbial protagonista: Dios, y un<br />
llamado muy firme de atención a cualquier tipo de ambiciones que puedan comprometer la calidad de<br />
nuestro servicio a Dios.<br />
<strong>La</strong> actitud que nosotros podamos tener <strong>para</strong> con <strong>el</strong> dinero, es una clara señal de la sumisión<br />
ante Dios o de la reb<strong>el</strong>ión en su contra. Y esta, créem<strong>el</strong>o, es una buena manera de poder discernir a<br />
unos y a otros. Sería algo así como: dime como administras tu dinero y te diré que clase de<br />
creyente eres…<br />
(14) Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.<br />
Primera duda: ¿Cómo es que los fariseos oían lo que decía o veían lo que hacía Jesús? ¿Es que<br />
estaban allí, en primera fila, disfrutando de sus predicaciones? En absoluto. Ellos lo seguían a<br />
escondidas, subrepticiamente, d<strong>el</strong> mismo modo que hoy, fariseos modernos, lo hacen con las radios,<br />
canales de t<strong>el</strong>evisión o páginas <strong>Web</strong> de los que tienen algo d<strong>el</strong> Señor <strong>para</strong> decir.<br />
Jesús lo sabía, pero eso no significaba que se cuidara en <strong>el</strong> momento de hablar. Segunda duda:<br />
¿Por qué se burlarían de él? Obviamente, <strong>para</strong> descalificarlo. Es muy habitual descalificar a alguien a<br />
través de la burla. ¿Pero sabes tú cuando <strong>el</strong> hombre ap<strong>el</strong>a a la burla? Pues cuando no tiene ni la menor<br />
idea de lo que se está hablando o haciendo. ¿Te suena familiar?