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El Espíritu de Dios ha sido asignado para impregnar nuestro espíritu con la semilla incorruptible,
a fin de que podamos nacer para el Reino de Dios. El proceso de nacimiento, que dura nueve meses en
el ámbito natural; puede llevar años en el ámbito espiritual.
El Espíritu Santo manda ángeles a proteger a todos aquellos que han sido sellados, para
asegurar su nacimiento dentro del Reino de Dios. El mismo Espíritu les otorga luz y entendimiento.
Después, cada hombre o mujer elegirá si obedece al Espíritu o a la doctrina denominacional.
Es muy bueno oír semanalmente o a diario mensajes que presentan a Jesucristo como único y
suficiente Salvador, o las formas adecuadas para convertirlo en Señor de nuestras vidas, pero mucho
mejor es escuchar a alguien a quien Jesús le ha sido realmente revelado, ya que todo lo que diga,
estrictamente todo, será probado, comprobado y descubierto como verdad por el Espíritu Santo en
nuestro ser interior.
No puedes ni debes olvidarte que, nuestras vidas y nuestros mensajes no valen por lo
inteligentes o bien expuestos que sean, sino por cuanto hay o no hay de Jesús en cada uno de ellos.
Puedes oír a alguien con revelación durante horas y horas, y a quienes se sustentan de sus
conocimientos teológicos individuales, por excelentes que sean, apenas unos minutos sin cansarte.
Además, y voy a reiterarlo aún a riesgo de parecer senil, hay una realidad insoslayable que a mí
me fue revelada mediante una enorme mujer de Dios que un día me dijo casi como al pasar:
“Hermano…predique lo que quiera, pero jamás diga algo que todavía no es Rhema en su vida…
Tremenda verdad.
(Ezequiel 36: 26) = Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.
(27) Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
(28) Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por pueblo, y yo
seré a vosotros por Dios.
No te olvides que para la literatura hebrea, (Y el Antiguo Testamento está escrito en esa lengua),
decir corazón es decir alma. Por lo tanto, lo que te está diciendo Ezequiel es que, cuando tú entras en el
evangelio, tanto tu alma como tu espíritu humano, son hechos nuevos. Esto tiene un nombre más vulgar
y corriente: Nuevo Nacimiento. Y no es una doctrina moderna, es Palabra de Dios de siempre.
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