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Entonces, más allá de que la interpretación mencionada no es descartable ni mucho menos, creo
que está incompleta. Le falta lo que el Espíritu Santo dice, más de lo que nuestra mente racional
entiende. Y lo que el Espíritu dice, tiene que ver con algo que le es propio: la unción.
(Verso 14) = Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a
sus siervos y les entregó sus bienes.
Después, lo que sigue, es la denominada “parábola de los talentos”, que habla respecto a que
debemos ser vigilantes y no indolentes; desempeñar fielmente nuestras responsabilidades. El uso
prudente de los dones y las habilidades confiados a nosotros nos trae mayores oportunidades.
Desaprovecharlos no sólo hace que las perdamos, sino también que seamos privados de lo que ya
tenemos.
La recompensa que se traduce en mayores responsabilidades, (Que son los primeros dos
siervos), contrasta con el castigo impuesto al siervo pasivo y negligente. Mientras se acerca el día de
rendir cuentas, se requiere un fiel desempeño de nuestras responsabilidades.
Lo que sí queda más que implícito en la parábola, es que el Reino de los Cielos posee bienes
concretos y puntuales. Y que muy lejos de tratarse de una manifestación abstracta, como a muchos les
gusta enseñar, esos bienes están a nuestra disposición y, utilizarlos o no, es una simple cuestión de
confianza, fe y disposición.
Más adelante vamos a encontrarnos con que el retorno del Señor trae consigo un juicio que
inevitablemente dividirá a la gente. El juicio se basará en los principios morales que definen el carácter, y
el carácter se revela por sus frutos, o por la falta de ellos. La evidencia externa demuestra la rectitud y
justicia internas. Las buenas obras no producen un buen carácter, sino al contrario: un buen carácter
produce buenas obras. De eso habla este sector del evangelio.
(Mateo 25: 31) = Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles
con él, entonces se sentará en su trono de gloria, (32) y serán reunidas delante de él todas las
naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
Que se grabe en tu memoria y tu entendimiento. Los ángeles son santos. ¿Por qué? Porque
están separados para el servicio a Dios. No los subestimes ni los rebajes. Te falta santidad para
equipararte a ellos.
Aquí tienes, en el verso 32, la confirmación a lo que muchas veces hemos enseñado respecto al
significado de juicio: separación de lo verdadero de lo falso, no necesariamente hecatombes, terremotos
o lluvia de fuego, aunque de ser necesario las incluya.
(33) Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a la izquierda.
¿Sabes que? En miles de iglesias se ha predicado y enseñado este texto, a partir de una
interpretación o entendimiento erróneo. Se le ha dicho a la gente que una cosa es la oveja adulta,
madura, crecida, y otra muy distinta sus crías, que aún están en ingenuidad e ignorancia.
Pero hay un problema: los cabritos no son las crías de las ovejas, sino la cría de la cabra, desde
que nace hasta que deja de mamar. ¿Por qué ha sido escrito esto, entonces? Porque en contraste con
las ovejas, las cabras representan, en las naciones vivas, a los perdidos. De eso se habla aquí, no de
ganadería ovina.