27.11.2014 Views

Pulsa aquí para seguir leyendo y descargar el ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo y descargar el ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo y descargar el ... - La Web Cristiana

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

84<br />

Entonces le dice que no necesita ir a su casa, que bastará con que pronuncie la palabra. ¿De<br />

que palabra está hablando <strong>el</strong> centurión? ¿Se supone que cree que hay una especie de palabra mágica<br />

que hará sanar a su criado?<br />

No. <strong>La</strong> palabra de poder que le pide a Jesús que pronuncie, es la que Jesús pronunció cada vez<br />

que ministró sanidad. Simplemente dijo: Se sano. Hoy, nosotros, tenemos ese mismo poder a nuestra<br />

disposición.<br />

Con un pequeño añadido, que como podrás imaginarte, no es tan pequeño. Nuestra palabra de<br />

orden es la misma, pero agregando: “en <strong>el</strong> nombre de Jesús”, porque la Biblia dice que será en Su<br />

nombre que sanaremos enfermos. Entonces, <strong>el</strong> oficial explica por qué confía de esa manera.<br />

(9) Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y<br />

digo a éste: ve, y va; y al otro: ven, y viene; y a mi siervo: haz esto, y lo hace.<br />

El centurión fue uno de los primeros creyentes auténticos, genuinos no r<strong>el</strong>igiosos que entendió<br />

que <strong>el</strong> Reino de los Ci<strong>el</strong>os es, entre otras cosas, un disciplinado ejército, donde hay generales de mando<br />

(apóstoles), estrategas (profetas), Incorporadores de soldados nuevos (evang<strong>el</strong>istas), cuerpo médico<br />

(pastores) y encargados de cocina, (maestros).<br />

Entendió que no siempre se pueden obedecer las órdenes de un hombre porque su falibilidad lo<br />

lleva a cometer errores que pueden determinar gravísimas derrotas, pero que no se pueden discutir ni<br />

poner en duda las órdenes de Dios, único y supremo general al mando de este ejército.<br />

Con ese concepto en claro, <strong>el</strong> centurión dijo a Jesús que si daba la palabra era más que<br />

suficiente porque sabía que, con la autoridad d<strong>el</strong> Hijo de Dios era más que suficiente <strong>para</strong> que una orden<br />

se cumpliera, fuera <strong>el</strong>la lógica y humana o ilógica, sobrenatural y divina.<br />

(10) Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: de cierto os digo, que ni aún<br />

es Isra<strong>el</strong> he hallado tanta fe.<br />

Esto suena exactamente igual que si un día, un ministro oyera una declaración de un mundano<br />

recién ingresado a un templo, casi como curioso, y le dijera a toda la congregación allí presente,<br />

(Muchos de <strong>el</strong>los con años de iglesia); que jamás se pudo hallar tanta fe en la iglesia como la<br />

manifestada por ese incrédulo.<br />

Tú, miembro antiguo de esa congregación, una vez repuesto de la sorpresa y de cierto e<br />

inocultable fastidio en contra de ese ministro, ¿Aplaudirías <strong>el</strong> suceso o te escandalizarías ofendido por lo<br />

que has oído?<br />

(11) Y os digo que vendrán muchos d<strong>el</strong> oriente y d<strong>el</strong> occidente, y se sentarán con<br />

Abraham e Isaac y Jacob en <strong>el</strong> reino de los ci<strong>el</strong>os; (12) mas los hijos d<strong>el</strong> reino serán echados a<br />

las tinieblas de afuera; allí será <strong>el</strong> lloro y <strong>el</strong> crujir de dientes.<br />

Esto tiene que ver con lo que ya hemos visto anteriormente: la com<strong>para</strong>ción entre alguien recién<br />

llegado, novato, sin experiencia eclesiástica al cual se le admite en <strong>el</strong> Reino de los Ci<strong>el</strong>os simplemente<br />

por su fe sencilla y genuina, y tantos y tantos r<strong>el</strong>igiosos de años que creían haber comprado su acceso<br />

pero luego se encuentran con que no son ni conocidos ni reconocidos en ese divino ámbito.<br />

Aquí es donde toma estricto e irrenunciable valor, tanto <strong>para</strong> nuestro aprendizaje personal como<br />

<strong>para</strong> nuestra enseñanza ministerial, lo que <strong>el</strong> mismo Jesús les dice a muchos en un r<strong>el</strong>ato que<br />

encontramos en Lucas 13, donde a partir d<strong>el</strong> verso 24 y hasta <strong>el</strong> 30, podemos leer:

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!