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229<br />
Nosotros tenemos tres o cuatro fórmulas distintas de juramento, ya que cuando asumen ateos,<br />
judíos o de otros credos, <strong>el</strong>igen cumplir con esa tradición de modo diferente al tradicional. ¿Y cual es <strong>el</strong><br />
tradicional? “Juro por Dios y estos santos evang<strong>el</strong>ios (Coloca su mano derecha sobre una Biblia),<br />
desempeñar <strong>el</strong> cargo Tal o Cual con lealtad y patriotismo”.<br />
Y finaliza <strong>el</strong> juramento señalando que: “Si así no lo hiciere, que Dios y la Patria me lo demanden”.<br />
Yo siempre dije desde mi función periodística, que no estaba muy seguro si la Patria alguna vez iba a<br />
demandar a los muchos corruptos y mentirosos rapaces y ladrones que pasaron por los diferentes<br />
cargos de gobierno, pero que estuvieran seguros que Dios sí lo iba a cumplir.<br />
Porque Dios no se toma absolutamente nada en broma; y mucho menos un juramento. Por eso<br />
procura que no se realicen. Y por esa misma razón es que ha dejado a niv<strong>el</strong> de mandamiento, que no<br />
tomemos su nombre en vano. Es Dios, ¿Entiendes?<br />
<strong>La</strong> justicia legal, entonces, y a veces, impone juramentos. Pero Cristo requiere que todo<br />
ciudadano de su Reino cumpla con su palabra, que sea veraz. Por tanto, no debe ni tiene motivo alguno<br />
<strong>para</strong> jurar. Su hablar debe ser verdadero, no exagerado y de “una” palabra.<br />
El verdadero cristiano no necesita jurar <strong>para</strong> que se confíe en su palabra. Los juramentos,<br />
mayoritariamente, su<strong>el</strong>en brotar d<strong>el</strong> pecado y señalan la desconfianza e inseguridad. Añade Santiago<br />
que en los juramentos hay condenación.<br />
En 5:12 de su carta, Santiago aconseja: Pero sobre todo, hermanos míos, no juréis ni por <strong>el</strong><br />
ci<strong>el</strong>o, ni por la tierra, ni por ningún otro juramento; sino que vuestro sí sea sí, y vuestro no sea<br />
no, <strong>para</strong> que no caigáis en condenación.<br />
109 – <strong>La</strong> Clave es la Segunda Milla<br />
(Verso 38)= Oísteis que fue dicho: ojo por ojo, y diente por diente.<br />
Oísteis que fue dicho. ¿Y adonde fue dicho esto? Entre otros textos, en Éxodo 21:23-25, cuando<br />
Dios mismo en consonancia con la ley que está dando a su pueblo, expresa: Mas si hubiere muerte,<br />
entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,<br />
quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.<br />
(39) Pero yo os digo: no resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la<br />
mejilla derecha, vuélv<strong>el</strong>e también la otra; (40) y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica,<br />
déjale también la capa; (41) y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él<br />
dos.<br />
(42) Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.<br />
Vamos por partes: la justicia legal representada aquí por la Ley d<strong>el</strong> Talión, no pretendía alentar o<br />
justificar la venganza personal, sino proteger al ofensor de un castigo más severo que <strong>el</strong> que merecía su<br />
ofensa.<br />
Jesús prohíbe la venganza al insistir sobre las actitudes positivas al enfrentar <strong>el</strong> mal que nos<br />
llegue en forma de un insulto personal, una acusación legal, <strong>el</strong> trabajo forzado o las peticiones de<br />
préstamos y ayuda.