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(3) Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aún se nombre entre vosotros, como
conviene a santos; (4) ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen,
sino antes bien acciones de gracias.
1.- Palabras deshonestas. Palabra. Sonido o conjunto de sonidos articulados que expresan una
idea. Deshonestas. Faltas de honestidad, ética u honradez. Honestidad. Compostura, moderación,
respeto a la conducta moral y social que se considera apropiada.
2.- Necedad. Tontería, terquedad. Hecho o dicho propio de un necio. Necio. Ignorante, terco,
obstinado, imprudente.
3.- Truhanería. Conjunto de truhanes. Truhanes. Personas que viven del engaño y a estafa.
(5) Porque sabéis esto, que ningún fornicario, o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene
herencia en el reino de Cristo y de Dios.
(6) Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre
los hijos de desobediencia.
(7) No seáis, pues, partícipes con ellos.
He aquí una reiteración más que clara de Pablo respecto a las condiciones que determinarán la
herencia o no del Reino de Dios, aquí también llamado Reino de Cristo. Con pocas variantes que he
separado para tu conocimiento, la idea central es la misma de los anteriores.
091 - Andar Como es Digno
Pablo nunca había visitado Colosas, un pequeño pueblo en la provincia romana de Asia, a unos
ciento sesenta kilómetros al este de Efeso. La iglesia de Colosas era un fruto de sus tres años de
ministerio en Efeso, alrededor de los años 52-55 d.C.
Epafras, un oriundo del pueblo y al parecer un converso del apóstol, era probablemente el
fundador y líder de la iglesia. (Esto es sólo una especulación de algunos comentaristas, no hay bases
bíblicas que lo confirmen). Aparentemente, la iglesia se reunía en casa de Filemón.
Los eruditos conservadores creen que Pablo escribió esta carta durante su primer
encarcelamiento en Roma, alrededor de los años 61 d.C. Síquico (¡Mira que nombre! ¿Te imaginas a un
cristiano llamado así, hoy, en cualquier iglesia?) llevó la epístola a los Colosenses, a Filemón y a los
Efesios, hasta sus respectivos destinos.
(Colosenses 1: 9) = Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, (al Evangelio
del Reino), no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su
voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, (10) para que andéis como es digno del
Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento
de Dios; (11) fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda
paciencia y longanimidad; (12) con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para
participar de la herencia de los santos en luz; (13) el cual nos ha librado de la potestad de las
tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.
Cuando se habla de conocimiento, hay que aclarar que los herejes prometían a sus seguidores
un nuevo conocimiento, (en griego: gnosis) que se bastaba a sí mismo. Pablo dice que ora paran que