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(Génesis 3: 4) = Entonces la serpiente dijo a la mujer: no moriréis; (5) sino que sabe Dios
que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y
el mal.
Esa es una mentira sutil creída como verdad santa. Porque esa declaración fue hecha por el
diablo y no por Dios. Y es imposible que el diablo “conozca” lo que Dios piensa. Creerle al diablo y a sus
mentiras configura una mentalidad dual, porque te separa de Dios.
Comer el fruto fue el acto del pecado y separó al hombre de la Verdad. La naturaleza del pecado
es el fruto espiritual de la iniquidad, y pasó a todas las generaciones. Y ni se te ocurra creer la mentira
de las religiones paganas que inventaron una manzanita casi tonta que simbolizaba la sexualidad.
¡Castradores de hombres!
Como el hombre no entendió las leyes que Moisés recibió de parte de Dios para convencerlo de
pecado y prepararlo para ser reconciliado, el hombre formó con ellas una religión. Desde allí en
adelante, cada vez que el hombre ignora algo o no logra entenderlo, lo convierte en una doctrina llena
de estatutos y ordenanzas que, obviamente, ni él mismo puede cumplir ni respetar.
La mentalidad de Adán opera con mayor efectividad adherida a la religión. ¿Por qué? Porque
provee la falsa seguridad que se necesita para “saber” como decidir. Si hay algo que este ministerio me
ha mostrado de mis hermanos, es que andan por la vida buscando alguien que les diga lo que deben o
no deben hacer. ¿Libre albedrío?
Las decisiones a partir de la religión, reproducen la mentalidad de pecado en cada generación,
porque no provienen de la vida ni de la revelación de Dios, sino de la mente caída del hombre. El Señor
está revelando cosas nuevas en nuestros días, fundadas en su obra completada hace miles de años.
129 – Seguir un Llamado
La Biblia dice que Jesús un día va a regresar, pero también dice que Él les dijo a sus discípulos
que no les era permitido que conozcan ni los tiempos ni las épocas en que eso ocurriría, ¿No es cierto?
Por lo tanto, ¿Qué es más importante, especular con Su regreso o recibir el poder para poder vencer en
Él?
Si Jesús no está ya mismo reinando, ¿Qué es lo que está haciendo sentado en el trono a la
diestra del Padre? ¿Por qué lo llamaríamos Rey de Reyes si Su Reino aún no hubiera sido establecido?
Es increíble como los cristianos dejan a un costado “para más adelante”, las cosas que no han
entendido.
Y el problema es que no entendemos las obras de Cristo porque tenemos la mentalidad del
primer Adán. Para poder entenderlas, se requiere una naturaleza espiritual, esto es: un nuevo
nacimiento, como el que Jesús le describió a Nicodemo. Eso es Reino, no nube.
Jesús derrotó al diablo, una vez y para siempre, y restableció Su Reino, en la tierra, tal y como es
en el cielo. Él es (En tiempo presente), el Reino eterno que gobierna ahora y para siempre. Los ámbitos
sobrenaturales de los misterios del infinito y de la eternidad están “en Él” y no tienen principio ni fin.
La mentalidad de Cristo es el “conocimiento” necesario para poder tomar las decisiones correctas
y es poder contra la dualidad. El diablo todavía está tratando de engañar a aquellos que tienen la mente
y la percepción de Adán.