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también sabe que no siempre los padres que reclamamos esa obediencia, cumplimos con lo nuestro que
es simplemente Respeto.
Con esto redondeamos los elementos que nos permiten concordar nuestra calidad de buenos,
regulares o deficientes administradores de los misterios y los tesoros de Dios. El crecimiento y la
madurez cristianos, también tienen que ver con esto, y son ingredientes elementales a la hora de
pretender ingresar al Reino de los Cielos.
076 - Ni Siquiera Hemos Oído
No llegan a treinta las menciones sobre el Reino de los Cielos, o Reino de Dios, existentes en las
cartas y los libros del Nuevo Testamento. Hechos, en su mayor cantidad, Romanos, 1 Corintios, Gálatas,
Efesios, Colosenses, 1 y 2 Tesalonicenses, 2 Timoteo, Hebreos, Santiago, 2 Pedro y Apocalipsis.
En una gran proporción de ellas, reiterando expresiones ya vistas en los evangelios. En otras,
recordándolas. Y en las menos, añadiendo algo más para tener en cuenta como propiedades y factores
inherentes al Reino. Voy a consignarlas a todas porque, entiendo que en cada una de ellas, hallaremos
enseñanzas extras que pueden bendecir tu vida hoy mismo, al leerlas.
El Libro de los Hechos no menciona explícitamente a su autor, pero muchos indicios apuntan
seriamente hacia Lucas, el llamado “médico amado”. El autor es la misma persona a quien debemos el
tercer evangelio, alguien muy cercano a Pablo, como indica el uso del “nosotros” en varios lugares del
libro.
Se trataba de un hombre de la cultura, tal cual revela su estilo literario; poseía una visión
universal y mostraba interés por los temas médicos. Además, la tradición de la Iglesia unánimemente
declara que Lucas fue el autor de los Hechos.
En conclusión, el grueso de la evidencia, tanto externa como interna, apoya la tesis anterior. No
sé si esto tiene demasiada importancia, pero sí se que suma a lo ya estudiado. En todo caso, sería para
enseñarte que cuando la Biblia habla del privilegio de los “pobres”, no se refiere ni a dinero ni a
formación cultural; se refiere a lo espiritual. Teología de la Pobreza, ¡Buen viaje a la nada!
(Hechos 1: 1) = En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús
comenzó a hacer y a enseñar, (2) hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado
mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido.; (3) a quienes también,
después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables,
apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.
Cuando dice el primer tratado, obviamente se está refiriendo al que nosotros conocemos como el
evangelio de Lucas. En cuanto a Teófilo, el destinatario de este libro, es hasta hoy desconocido. Su
nombre significa “amado por Dios” y en Lucas 1:3 es llamado “excelentísimo”, lo que implica un título
honorífico de alto respeto.
En contra de lo que pueda suponerse, a partir de las costumbres y modalidades de nuestros
tiempos presentes, los médicos como Lucas eran muy a menudo, esclavos. De allí que se estima que
este tal Teófilo pueda haber sido su antiguo maestro.
Si para algo sirve muy especialmente este Libro de los Hechos, es para ver y comprobar que
hubo una clara e indudable transferencia de autoridad por parte de Jesús para con sus discípulos. La