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Conducta.- Manera de conducirse o comportarse de una persona, o de reaccionar ante las
situaciones externas.
La cultura de la que estamos hablando aquí, sin embargo, se relaciona con el comportamiento
final de un individuo, como resultado obvio de un proceso social de aprendizaje. Ejemplo: en el año
2002, un país americano realiza un censo que arroja, entre otros resultados, que el 98 por ciento de su
población, es de alguna clase de religión cristiana.
En todas las iglesias cristianas de ese país, (Y también en los nuestros), los pastores invitan a la
gente a darle gracias a Dios por ello y los gritos de ¡Aleluya! y ¡Gloria a Dios!, atronan los aires. Es
notorio que en las iglesias cristianas no deja de percibirse una “sana” envidia hacia ese país.
Sin embargo, muy pocos meses después, (No llegó a un año), una estadística muy seria de
estamentos especializados, determinó que ese mismo país ocupara el segundo lugar en corrupción en el
mundo. Perdón; ¿Aleluya? ¿Gloria a Dios? Alguna vez lo dije desde un púlpito: ¡Hermanos! ¡Es tiempo
de dejar de comprar espejitos de colores creyendo que son piedras preciosas!
117 – Entre lo que Crees y lo que Es
No debemos exagerar ninguna de estas alternativas; sólo debemos tener equilibrio y sobriedad.
Nuestra cultura no es declararnos como país cristiano. Nuestra cultura es la calidad del fruto, ver y
evaluar nuestro comportamiento final.
Y no me interesa en lo más mínimo lo que las personas declaran en un censo. Lo que me
interesa es el comportamiento final de toda esa gente. Eso lleva a glorificar a Dios o a seguir batallando
con el enemigo.
Deja que el censo sea administrado por los gobiernos seculares según sus entendimientos
seculares y sus intereses seculares. Tú eres un hijo de Dios y miembro de Su Reino. No te olvides que
cuando David hizo aquel censo, no lo hizo por mandato de Dios, aunque él creyera que sí.
Uno de los aspectos básicos que rodean a nuestra cultura es la figura de Dios mismo. Una cosa
es lo que gran parte de la gente cree que es Dios y otra muy distinta lo que verdaderamente Dios es.
Entonces es buen momento, aquí y ahora, para preguntarte: ¿Quién crees tú que es Dios?
No me olvido que un grupo de psicólogos no creyentes llegó a determinar, alguna vez, que la
idea que la gente tenía de Dios, estaba relacionada con la que habían tenido con sus padres carnales.
Padre severo, Dios severo. Padre permisivo, viejito simpático y permisivo.
Sin embargo, hay algo que debemos tener en claro: son psicólogos, son incrédulos, son impíos y
hasta pecadores, muy cierto. Pero, dime: desde adentro de los templos, ¿No has podido comprobar en
más de una ocasión la realidad de esta opinión? Entonces la pregunta es: ¿A quien le has creído?
No me respondas, no podrías hacerlo con presteza y certeza. ¿Por qué? Porque, al igual que
una gran mayoría de seres humanos, tú no me dirías quien crees que es Dios por estar con Él en tu
intimidad, sino a partir de lo que tu cultura te haya enseñado.
Si eres occidental, toda tu cultura nacional, tus enseñanzas primarias regidas por religiones
históricas y ancestrales, será una cosa; pero si eres oriental, con toda la carga de tus propios ancestros
y tus costumbres casi pintorescas, otra. ¿Estás entendiendo?