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Te confieso que en una primera lectura más superficial, a este texto lo había descartado, ya que
según mi pensamiento inicial, no hablaba del Reino de los Cielos o de Dios, sino de reinos terrenales
metidos en guerras o batallas, conjuntamente con las naciones del planeta.
Pero luego el Espíritu Santo me tiró de las orejas y me hizo ver lo que Él había inspirado a
escribir al evangelista. Es como si me hubiera dicho: “¡Eh! ¿Yo me esfuerzo para crear un caudal
informativo y tú me lo desprecias porque no lo entiendes por apurado y ansioso?
Entonces volví a leer y entendí. Se levantará nación contra nación. Esto tiene que ver con lo
humano, pero también con lo divino. El pueblo de Dios es una nación santa, pero tiene adversarios que
no forman parte de ella, sino de otra nación. Guerra.
Y respecto a los reinos, mucho más. Quedan cada vez menos reinos literales en la tierra, y los
que quedan ya están imposibilitados de guerrear contra alguien. Entonces nos queda una sola opción.
Lo que van a levantarse son los reinos diabólicos en contra de los santos. Y como sucede en toda
batalla de fuerza, vencerá el que mejor alimentado esté. Así que mejor no organices protestas en contra
del hambre o los terremotos; forman parte de la promesa y deberá cumplirse.
(8) Y todo esto será principio de dolores.
El término principio de dolores alude a los “dolores de parto” que se esperaba precedieran al
fin, marcando la transición entre esta era y la era por venir. Los severos dolores de parto, seguidos por
el nacimiento y la consumación, son también una señal del fin y el gozo en tiempos del “alumbramiento”.
(9) Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las
gentes por causa de mi nombre.
¿A que clase de tribulación serán entregados los creyentes de esa era? Entre otras posibles, a la
de no poder acceder a alimento genuino, a palabra fresca. ¿Y como serán esas muertes anunciadas?
No necesariamente físicas. La muerte física no preocupa a Dios, la muerte espiritual sí. El infierno quiere
preocupar a Dios, ¿Estás entendiendo?
Y luego vendrá el aborrecimiento de la gente. ¿Acaso por andar por las calles y plazas
predicando el evangelio o repartiendo tratados? Puede, pero no creo que sea sólo por eso. Estoy en
certeza que ese aborrecimiento será experimentado por parte de los religiosos para con todos aquellos
que difundan el nombre de Jesucristo sin contaminaciones doctrinales surgidas en simposios
denominacionales.
(10) Muchos tropezarán entonces, (¿Qué cosa es tropezar? Dar con los pies contra un
obstáculo que impide caminar libremente. ¿Sigues entendiendo?) y se entregarán unos a otros, (Esto
ocurrirá entre hermanos de las iglesias por diferencias nimias) y unos a otros se aborrecerán. (¿Te
cabe alguna duda que no es así, hoy, entre personas que supuestamente se llaman entre sí
“hermanos”?)
(11) Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos.
Una vez más, tengo la obligación de recordarte algo muy puntual, específico y concreto: ¿Tú
crees que una noche aparecerá en tu congregación un hombre del mundo, te dirá unas cuantas cosas y
te engañará? Ni lo sueñes, Jamás le creerías nada a un mundano…
¿Entonces? Entonces cabe una sola y única interpretación o entendimiento a este texto que no
es el único al respecto: los falsos profetas en el único lugar donde pueden ser recibidos y escuchados,