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¿Cuál era la verdad? Que el Reino de Dios se acercaría a los hombres en la persona de una
descendencia de David. Que el Reino de Dios no contaba con riquezas materiales, aunque las incluyera,
sino con patrimonios espirituales invisibles al ojo humano.
012 - El Hombre y su Reino
En el libro de Esdras se habla de reinos, pero en los que correspondieron a Ciro y Artajerjes.
Nehemías, por su parte, también alude a repartos de reinos y a los de Persia. Pero tiene un texto que,
en lo espiritual y simbólico, tiene que ver con el Reino de Dios. Acompáñame a develarlo.
(Nehemías 9: 32)= Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte, temible, que guardas el
pacto y la misericordia, no sea tenido en poco delante de ti todo el sufrimiento que ha alcanzado
a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros sacerdotes, a nuestros profetas, a nuestros
padres y a todo tu pueblo, desde los días del rey de Asiria hasta este día.
En esta confesión de pecados que realiza el pueblo a su Dios, hay tres adjetivos que se le
brindan conforme a sus misericordias: el primero, es su Fidelidad, que sólo puede ser correspondida
por la nuestra; el segundo, es su Grandeza, que puede y debe ser correspondida con la de su iglesia; y
la última, su Majestad. A esta, sólo se la corresponde entronizándola en nuestras vidas.
(Verso 33)= Pero tú eres justo en todo lo que ha venido sobre nosotros; porque
rectamente has hecho, mas nosotros hemos hecho lo malo.
Reconocer que Dios es justo es patrimonio exclusivo de sus hijos por adopción. Establecer que
su justicia se fundamenta en una rectitud que Él posee de sobra y a nosotros nos falta en la misma
medida.
Y, finalmente, aceptar que se ha hecho lo malo es decirle a Dios que no somos merecedores de
nada, sino de Su misericordia. Sin embargo, no es inteligente para un cristiano vivir en permanente
dependencia de la misericordia divina. Lo que Dios quiere es que vivas dependiendo de su poder.
(Verso 34)= Nuestros reyes, nuestros príncipes (Que es como decir “nuestro poder secular y
terrenal”), nuestros sacerdotes y nuestros padres, (Que es como hablar de nuestros valores morales
y espirituales), no pusieron por obra tu ley, (Que es igual a decir, hoy, que los cristianos no ponemos
por obra la Palabra de Dios. ¿Verdad? Alta verdad.), ni atendieron a tus mandamientos y a tus
testimonios con que les amonestabas.
¿Cómo amonesta Dios nuestras vidas? Independientemente de aquellos que por sueños,
visiones, revelaciones u otras formas sobrenaturales, reciben amonestación directa porque así conviene
a los intereses del Reino de los Cielos, Dios nos amonesta por medio de palabras pronunciadas por
hijos, amigos o siervos suyos, y hasta por gente que ni le conoce ni le ama, pero que es utilizada para
ello.
(Verso 35)= Y ellos en su reino y en tu mucho bien que les diste, y en la tierra espaciosa y
fértil que entregaste delante de ellos, no te sirvieron, ni se convirtieron de sus malas obras.
(36) He aquí que hoy somos siervos; henos aquí, siervos de la tierra que diste a nuestros
padres para que comiesen su fruto y su bien.