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Reitero <strong>el</strong> concepto que ya he dado a conocer en otro lugar de este trabajo. <strong>La</strong> entrada en <strong>el</strong><br />
Reino es por la rectitud inap<strong>el</strong>able de nuestros corazones, nunca por cultos al legalismo externo<br />
pletórico de hipocresía.<br />
Esto sólo puede lograrse poniendo por obra todas y cada una de las actitudes y aptitudes que<br />
has leído en las bienaventuranzas. De ese modo es que se ingresa, en primer lugar, al Reino personal<br />
d<strong>el</strong> Mesías, que es <strong>el</strong> punto de partida <strong>para</strong> la entrada total al Reino de los Ci<strong>el</strong>os.<br />
A partir de todo esto que estamos viendo es que Santiago, en su carta, escribe concretamente en<br />
2:10: Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de<br />
todos.<br />
Esto es completado por Pablo en Gálatas 3:10 cuando expresa: Porque todos los que<br />
dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: maldito todo aqu<strong>el</strong> que<br />
no permaneciere en todas las cosas escritas en <strong>el</strong> libro de la ley <strong>para</strong> hacerlas.<br />
106 - ¿Qué Hay en tu Corazón?<br />
(Verso 21)= Oísteis que fue dicho a los antiguos: no matarás; y cualquiera que matare será<br />
culpable de juicio.<br />
(22) Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de<br />
juicio; y cualquiera que diga: necio, a su hermano, será culpable ante <strong>el</strong> concilio; y cualquiera<br />
que le diga: fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.<br />
Es conocido por todos nosotros que ese “no matarás” que Jesús señala, es <strong>el</strong> sexto de los diez<br />
mandamientos dados a Moisés. Y Él lo coloca en la misma dimensión y medida que <strong>el</strong> enojarnos con un<br />
hermano, puntualizando que si lo hacemos, somos culpables de juicio.<br />
Esa palabra, Juicio, aquí, es la palabra krisis, que es de donde luego adoptaremos nuestra<br />
españolizada “crisis”. Está expresando una idea de se<strong>para</strong>r, un proceso de distinguir y s<strong>el</strong>eccionar, un<br />
tomar decisiones.<br />
El Nuevo Testamento usa la palabra <strong>para</strong> referirse especialmente al juicio divino. Los<br />
acontecimientos marchan en dirección al momento cuando <strong>el</strong> pecado será confrontado y se le juzgará<br />
consecuentemente.<br />
Ahora bien; es mi deber como ministro d<strong>el</strong> Señor y hermano en la fe de todos los que viven por<br />
<strong>el</strong>la, aclarar algo por una simple cuestión de nobleza, además de hacerlo porque si hay algo que no me<br />
agrada <strong>para</strong> nada, ese algo son las posiciones monopólicas o corporativas.<br />
Somos <strong>el</strong> cuerpo de Cristo en la tierra, no una corporación cristiana. Por lo tanto y en honor y<br />
homenaje a eso, debo decirte que cuando aquí se habla de hermano, no se refiere a cualquier persona<br />
que concurra a tu misma congregación, sino al que ha creído en Jesucristo como Salvador y Señor y<br />
vive acorde a su voluntad y propósito.<br />
Digo esto porque, a partir de este versículo específico, he sido testigo de reprimendas muy<br />
fuertes a personas que se han enemistado con oportunistas que concurren a iglesias a realizar sus<br />
negocios personales, y que se disfrazan bajo <strong>el</strong> barniz de “hermanos”.