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(34) Entonces <strong>el</strong> rey dirá a los de su derecha: venid benditos de mi Padre, heredad <strong>el</strong> reino<br />
pre<strong>para</strong>do <strong>para</strong> vosotros desde la fundación d<strong>el</strong> mundo.<br />
¿Cuáles eran los de su derecha? <strong>La</strong>s ovejas. Esto significa que los cabritos, esto es: los<br />
perdidos, no heredan <strong>el</strong> Reino. Y también quiere decir, más que claramente, que <strong>el</strong> Reino es una<br />
herencia, no un decreto ni algo automático.<br />
056 - <strong>La</strong> Nueva Rev<strong>el</strong>ación<br />
Dice un exc<strong>el</strong>ente comentario bíblico, que en <strong>el</strong> capítulo 26 de este evang<strong>el</strong>io de Mateo,<br />
podemos leer que Jesús usó la ocasión de la cena pascual <strong>para</strong> inaugurar <strong>el</strong> nuevo pacto. El simbolismo<br />
de la cena pascual bajo <strong>el</strong> antiguo pacto, estaba a punto de ser plenamente satisfecho por medio de la<br />
crucifixión de Cristo.<br />
En ese momento histórico, Jesús transformó <strong>el</strong> significado de los <strong>el</strong>ementos de la cena pascual<br />
en los símbolos de un nuevo pacto. El pan representa ahora su cuerpo, <strong>el</strong> cual sería dado y la copa, su<br />
sangre, la que sería derramada <strong>para</strong> <strong>el</strong> perdón de los pecados.<br />
Los santos requisitos de Dios y d<strong>el</strong> antiguo pacto estaban a punto de ser satisfechos <strong>para</strong><br />
siempre. Una nueva y viviente manera de entrar en la presencia y provisión de Dios estaba siendo<br />
pre<strong>para</strong>da a través de Cristo, <strong>el</strong> Cordero de Dios.<br />
Se establecía un nuevo y eterno vínculo por medio de la sangre de Cristo Jesús. Dios inauguraba<br />
soberanamente <strong>el</strong> nuevo y definitivo pacto. <strong>La</strong> Cena d<strong>el</strong> Señor recuerda, a los que participan en <strong>el</strong>la, la<br />
muerte redentora de Jesús; y además anticipa su retorno, cuando esta cena memorial ceda <strong>el</strong> paso a las<br />
festividades de la boda d<strong>el</strong> esposo.<br />
¿Es correcta esta interpretación? En amplitud de panorama, sí; es, al menos, la versión e<br />
interpretación de esta escena que por años hemos aceptado, creído, aprendido y enseñado. Pero<br />
concluye diciendo que esa sangre, ese vino, sólo será vu<strong>el</strong>to a beber por Jesús conjuntamente con<br />
nosotros, en <strong>el</strong> Reino de Dios.<br />
Y tal como venimos observando, <strong>el</strong> Reino no parece ser algo d<strong>el</strong> futuro espiritual o geográfico,<br />
sino de un presente concreto. Así que no nos cierra esta última expresión, salvo desde la óptica que<br />
ahora veremos. Que de ninguna manera anula la anterior y clásica, sino que en todo caso, la<br />
complementa. Va <strong>el</strong> texto.<br />
(Mateo 26: 26) = Y mientras comían, tomó Jesús <strong>el</strong> pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus<br />
discípulos, y dijo: tomad, comed, esto es mi cuerpo.<br />
Hay algunos predicadores sumamente fogosos que hasta han sido acusados de promover <strong>el</strong><br />
canibalismo, al consignar que debemos comer a Jesús, literalmente, <strong>para</strong> poder acceder a su poder, su<br />
carácter y su deidad misma. Una barbaridad que, mal interpretada o mal entendida, lleva casi al límite<br />
con <strong>el</strong> ridículo doctrinal.<br />
¿Qué es lo que en realidad está diciendo Jesús? Al partir <strong>el</strong> pan y decir que eso es símbolo de su<br />
cuerpo, está diciendo que su cuerpo se reparte en muchos trozos de igual calidad y valor, y que esos<br />
trozos son y deben ser repartidos entre todos sus discípulos, esto es: nosotros.