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Porque a poco que tú pongas en marcha un comportamiento conforme a un estilo de vida
realmente cristiano, una sociedad por entero se te echará encima dispuesta a devorarte, ya que vivir así
rompe sus tradicionales consignas humanistas y seculares.
Y ni hablar de lo que pueden hacer con tu vida tus “ex” hermanos de una congregación de la que
te hayas separado. Mira; en mi historia de vida, que ya cuenta con suficientes años como para no ser
improvisada, he podido comprobar algo que llamó poderosamente mi atención: a la hora de la ira, el
rencor y las injurias, un grupo de hermanitos enojados, supera al grupo secular más “pesado”.
Dice la Biblia que cuando Pablo llegó a Efeso, encontró allí a un grupo de discípulos. Esta
calificación es una clara indicación de que eran verdaderos cristianos, cuyo conocimiento del Espíritu
Santo era, curiosamente, incompleto.
Porque nadie de aquellos tiempos predicaba salvación. Todos predicaban Reino y, por
consecuencia, hacer discípulos para ese Reino. Además, Efesios 4 y 1 Corintios 12 dan prueba
fehaciente que los apóstoles son levantados con posterioridad.
Sus maestros conocían algo de los fundamentos del cristianismo por su contacto con Juan el
Bautista, pero aparentemente ignoraban lo que había ocurrido en Pentecostés. De ahí que estos
discípulos hayan sido bautizados, tal como lo leeremos, sólo con el bautismo de Juan.
Esto indica también que su experiencia de conversión estuvo acompañada del conocimiento de
que sobrevendría una más plena experiencia con el Espíritu Santo, pero sin que esto haya ocurrido.
Pablo remedia esto rebautizándolos en agua (Único caso así en el Nuevo Testamento), y
conduciéndolos a una más completa experiencia con el Espíritu Santo.
(Hechos 19: 1) = Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después
de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, (2) les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: ni siquiera hemos oído si hay
Espíritu Santo.
Que quieres que te diga; esto, a mí me trae recuerdos tristes de una época en que con mi
esposa nos congregábamos en una pequeña iglesia de una denominación de las conservadoras y
tradicionales.
Puedo asegurarte que si en ese tiempo hubiera llegado alguien de visita a esa congregación y
me hubiera formulado la misma pregunta que Pablo les realiza, mi respuesta hubiese sido sino la
misma, al menos casi calcada a la que ellos le dieron.
Hoy miro aquella época de aprendizaje y principio de camino, y no puedo dejar de pensar:
¿Cómo podíamos decir y hasta creer que era verdad que el Espíritu Santo nos guiaba a toda verdad, si
no sólo no lo dejábamos obrar en nuestras vidas, sino que además hasta descreíamos de su existencia?
Juan.
(3) Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: en el bautismo de
(4 Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que
creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo.
No puedo contarte las veces que, desde el frente en aulas repletas de alumnos ortodoxos y
conservadores, yo leí este pasaje u otros similares, y les dije: olviden las diferencias y batallas religiosas
con los sectores pentecostales.