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El amor es la frecuencia de la gloria de Dios, la cual sostiene toda forma de vida y remueve la<br />
oscuridad. Jesús es <strong>el</strong> canto de amor que <strong>el</strong> Padre C<strong>el</strong>estial canta sobre toda la creación. El Amor es la<br />
naturaleza y la vibración que mantiene unidas todas las cosas.<br />
119 - El Principio-Jeremías<br />
Para Dios, Jesús es la frecuencia de amor que está vibrando a la v<strong>el</strong>ocidad de la luz, cambiando<br />
todo aqu<strong>el</strong>lo que escucha su voz. El sonido de la voz de Dios es la vida y la luz de toda energía. El<br />
sonido d<strong>el</strong> amor es la vibración de la creación. El canto d<strong>el</strong> Padre C<strong>el</strong>estial es amor, y es la armonía que<br />
mantiene todas las cosas en su lugar.<br />
El amor es la frecuencia de Dios, la cual se<strong>para</strong> las tinieblas de la luz, produciendo plenitud total<br />
y una sana doctrina. Pablo usó la palabra “sana” muchas veces <strong>para</strong> ilustrar la condición mental que<br />
necesitamos <strong>para</strong> poder atraer <strong>el</strong> ci<strong>el</strong>o hacia nosotros.<br />
Hermoso, ¿Verdad? Cuando leí esto que publiqué arriba, pensé que no habría modo de escribir<br />
algo similar. Hay muchos cristianos, hoy, en la tierra, viviendo una doble vida que produce vergüenza.<br />
Cuando Jesús se desarrolló en la tierra, Él no lo hizo conforme a la cultura Judeo-romana y Babilónica<br />
de su época. Jesús fue <strong>el</strong> Hijo d<strong>el</strong> Hombre debido al agua, pero fue <strong>el</strong> Hijo de Dios, debido a su sangre.<br />
A la luz de lo que estamos examinando, esto significa que su comportamiento no era en absoluto<br />
<strong>el</strong> de un judío secular ni <strong>el</strong> de un judío r<strong>el</strong>igioso. Era simplemente Jesús. ¿Comprendes? Por eso dijo<br />
que a los suyo vino, pero los suyos no lo recibieron. No había lugar <strong>para</strong> hombres como Jesús o<br />
Juan <strong>el</strong> Bautista en la cultura judía.<br />
Hay algo que no siempre hemos entendido: Jesús no vino a la tierra a ceñirse a la cultura de la<br />
tierra; vino a ceñir a la tierra a la cultura d<strong>el</strong> Reino. Tampoco vino a comportarse como un judío; vino a<br />
comportarse como su Padre c<strong>el</strong>estial.<br />
Entonces, no resulta ni descab<strong>el</strong>lado ni ilusorio suponer que exacta y puntualmente esa es<br />
nuestra tarea en esta tierra, y no la de ir corriendo todos los domingos a refugiarnos entre cuatro<br />
paredes donde nadie nos molesta, donde nos sentimos importantes y donde creemos haber vencido.<br />
Se puede definir como “común” a una vida que sea incapaz de reflejar <strong>el</strong> poder sobrenatural de<br />
Dios. Vivir este poder significa no ser afectado ni por <strong>el</strong> temor ni por la enfermedad. Este es un tema<br />
muy espinoso porque cualquier exageración <strong>para</strong> un lado o <strong>el</strong> otro, terminará mal.<br />
Me pregunto y pregunto: ¿Cuántos de nosotros podría embarcarse en una batalla similar? Hay<br />
que ser muy hombre <strong>para</strong> ser cristiano. Esto lo digo especialmente <strong>para</strong> mis hermanos varones.<br />
Aprende, macho de cartón. No se trata de una agenda con nombres de mujer: se trata de convicciones<br />
profundas. Se trata de sostener autoridad aún en medio de la humillación y la vergüenza humana.<br />
Cuidado con esto: nadie te está diciendo que Jesús no se comportaba como un judío en algunas<br />
de sus costumbres, tales como asistir al templo, educarse en la Palabra, cumplir con las festividades u<br />
ofrendas. A eso lo hacía regularmente.<br />
Lo que Jesús nunca hizo, en cambio, fue ser parte de la farsa r<strong>el</strong>igiosa en la que los judíos<br />
habían entrado. Eso es tener una mentalidad de Reino. Y no sólo le fue útil a Jesús en su tiempo,<br />
también es válido <strong>para</strong> este siglo veintiuno. No estoy hablando de historia antigua.