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Este libro, me quedó pendiente más arriba, contiene otro elemento de polémica y discusión:
diferentes interpretaciones. Entre las más abundantes, sobresalen la clásica y la dispensacionalista.
Cada vez que encuentro en una de mis Biblias de estudio, las dos interpretaciones para que cada uno
tome la que más le guste, no puedo menos que preguntarme a cual adhiere el Espíritu Santo. Nunca
tuve respuesta. ¿Será que ya fue dada? …
El caso es que, cuando en este verso Juan dice que ahora ha venido la salvación y etc.etc., ese
ahora, se refiere a la primera venida de Cristo. Este es su Reino, ese que “no es de este mundo”, es
decir, no debe ser entendido en los términos de un Reino político, sino de un ámbito espiritual donde el
que rige es uno solo. Por tanto, el Reino no será aquello de un día que tiene que llegar, sino que
conforme a lo predicado por Juan el Bautista y el mismo Jesús, se ha acercado y está aquí y ahora.
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¿Perteneces al Reino?
Hay un capítulo en el evangelio de Mateo, que te da las condiciones básicas, los requisitos
primordiales y hasta una hoja de ruta para que no te extravíes por el camino, para llegar a ser parte
activa del Reino de Dios.
¿Quieres conocerlo? Te invito a acompañarme en este repaso que tal vez no sea demasiado
profundo, pero que estoy seguro encierra principios espirituales que enriquecerán tu vida actual y futura.
El capítulo 5 de Mateo comienza con lo que conocemos como Las Bienaventuranzas.
Es el nombre generalmente dado a las nueve afirmaciones de bendición en el Sermón del
Monte, mostrando el carácter y la porción de aquellos que entran al Reino. Y es valioso verlo con cierto
detenimiento, porque hemos sido enseñados con demasiada velocidad y urgencia, una rara paradoja
para un Reino de eternidad sin tiempo cronológico.
Estos puntos inscriptos allí, muestran un marcado contraste con la administración de la Ley, en la
que hay una lista de maldiciones además de bendiciones. Dice en el libro de Josué que, cuando el
pueblo de Israel entró en la tierra prometida, se leyeron las bienaventuranzas al pueblo, pero también las
maldiciones.