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(20) Extenderé sobre él mi red, y será preso en mi lazo, y lo haré venir a Babilonia, y allí
entraré en juicio con él por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado. (¿Adonde dice que
lo hará venir como pago a su rebeldía y a su desobediencia? A Babilonia. ¿Por su pecado? No, por su
prevaricación. ¿No es lo mismo? No. Prevaricar es cometer pecado sabiendo que lo es simplemente
porque nos conviene hacerlo. Ahora pregúntate y pregunta: ¿Adonde estoy?)
(21) Y todos sus fugitivos, con todas sus tropas, caerán a espada, y los que queden serán
esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado. (¿Qué cosa es en términos
bíblicos, caer a espada? Caer de una posición espiritual por causa del efecto potente de la Palabra de
Dios. Desde esta posición nadie cae por politiquería religiosa, sino que Dios mismo se encarga de
derribarlo por la manifestación de su Palabra.)
(22) Así ha dicho Jehová el Señor: tomaré yo del cogollo de aquel alto cedro, y lo plantaré;
del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre el monte alto y sublime. (Aquí
Dios comienza a darle a Israel la voz de aliento contundente que luego hará realidad: la venida de un
descendiente de David a ocupar el trono principal de Su Reino. Sin embargo, lo esencial de estas
expresiones está en que dice que Él mismo será quien lo haga. No lo harán los hombres “delegados” de
Dios en las llamadas iglesias locales, sino Él mismo, personalmente, tal como también lo dirá en todo el
capítulo 34 de este mismo libro.)
(23) En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y dará fruto, y se hará magnífico
cedro; y habitarán debajo de él todas las aves de todas las especies; a la sombra de sus ramas
habitarán.
(24) Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el
árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová lo he dicho, y lo
haré.
Si faltaba un detalle para cerrar este contexto, ese detalle era la Soberanía y el Poder
manifestado de Dios. Aquí lo tienes desarrollado claramente. ¿Hay un árbol sublime, como lo puede ser
un gobernante humano de prestigio indiscutible en la faz internacional? Si Dios quiere, caerá en una
milésima de segundo.
¿Hay un árbol bajo, que necesariamente es cada uno de aquellos creyentes sin nombre, sin
currículum, sin promociones de alto vuelo, sin congresos, seminarios, clínicas ni otras expresiones
multitudinarias? Ese será levantado en una milésima de segundo, le guste a quien le guste, le pese a
quien le pese.
¿Hay árboles verdes, esto es: gente que parece tener consigo muchísimo alimento espiritual, y
que por tal motivo lo comercializa en forma de libros, videos, audio y cuanto elemento se pueda vender
en las librerías cristianas? Dios lo secará en un instante y no tendrán más nada para decir. O lo que
digan, será denostado de inmediato por las decisiones emanadas del mundo espiritual.
¿Hay árboles secos, o sea gente que no tenía hasta hace un momento, absolutamente nada
para decir, que de pronto encontrará palabras, revelaciones, descubrimientos espirituales que
impactarán a todos los públicos, sólo porque evidentemente la mano de Dios se ha posado sobre sus
cabezas? Los hay. Ya los hay. ¿Los conoces o prefieres seguir dependiendo de los antiguos árboles
verdes?
(Ezequiel 37: 15)= Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: (16) hijo de hombre, toma ahora
un palo, y escribe en él: para Judá, y para los hijos de Israel sus compañeros. Toma después otro
palo, y escribe en él: para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel, sus compañeros.