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En la misma oración se le está pidiendo al Señor que no nos meta en tentación. ¿Eso significa
que cuando eres tentado es Dios quien te ha metido allí? En absoluto. Lo que aquí se quiere decir es
que no lo permita; que cuando la tentación llegue, Dios te respalde en tu batalla para vencerla o huir de
ella.
Luego implora vivamente la manifestación del poder del Altísimo para vencer al mal, de modo
que quien lo invoque no pueda caer ni ser vencido por el maligno con ninguna de sus estratagemas. Y
como reconocimiento anexado, está la consignación de que el Reino es de Él, le pertenece por
excelencia y calidad de Rey de reyes y Señor de señores.
¿Eso tal vez significa que es Dios mismo quien pelea nuestra batalla sin que nosotros nos
movamos para nada? No tan así. Es nuestro deber hacer frente a las tentaciones y pelearlas cara a
cara, pero como Pablo se lo dice a los tesalonicenses en la segunda carta 3:3,…Pero fiel es el Señor,
que os afirmará y guardará del mal.
(Verso 33) = Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas
os serán añadidas.
Esta es, sin ninguna duda, la promesa de abundancia y seguridad garantizada más grande que
guarda la Biblia respecto a los creyentes. Porque si revisas el contexto dentro del cual ha sido
expresado, podrás ver que viene hablando de las que son las necesidades más básicas que tenemos.
Nos habla de no preocuparnos por lo que habremos de comer o beber, tanto en el día como en el
tiempo, así como también se refiere a la ropa, a la vestimenta. Detalla paso por paso lo que en suma
son nuestras pequeñas grandes ambiciones humanas.
¿Y como concluye? Diciéndonos que si le damos el primer lugar al Reino de Dios en nuestras
vidas, todo lo demás, escucha bien: TODO lo demás, nos será añadido. ¿Por qué será que nos ha
costado, y cuesta, tanto trabajo entenderlo y ponerlo por obra?
Y no se refiere a esto como a una quimera hipotética, sino como a una realidad concreta. El
mismo Reino de los Cielos que hemos sido enviados a anunciar, proclamar y predicar, es el que nos
garantiza seguridad en todas nuestras necesidades, si lo colocamos en el primer lugar de nuestras
vidas.
Además, deja claramente establecido que el Reino de los Cielos y el Reino de Dios, son una
misma cosa. Y que va mucho más allá de un alma salvada, un hombre convertido o una iglesia con un
miembro más.
El evangelio no es cosecha de almas, es definición discriminada de discípulos. Siempre lo fue,
Dios no es responsable de nuestros inventos religiosos. Él siempre nos demandó ir y hacer discípulos.
Si nosotros le cambiamos el discurso fue por nuestra conveniencia, no por la del Reino.
033 - Hacedores de Maldad
En estos capítulos del evangelio de Mateo, hay toda una clase didáctica de lo que significa
habitar espiritualmente en el Reino de Dios, o Reino de los Cielos. Jesús va dando cada una de las
alternativas con tanta claridad, que ignorarlas sólo puede obedecer a tres variables muy factibles:
Necedad, Soberbia o Bloqueo Demoníaco.
Me sigo preguntando, a esta altura de mi vida, por qué todavía la iglesia como tal no llega a
cumplimentar, al menos, aunque más no sea un pequeño porcentaje de esas demandas. Pero no puedo