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¡Hermano! ¡Entiendo su vitalidad y deseos de enseñar! Pero, ¿Cómo sabe que Jesús hizo todo<br />
eso y no hizo todo eso? ¿Acaso en la Biblia está todo detallado? – Sí, en la Biblia está todo eso<br />
detallado; sólo que hay que saber encontrarlo. Y si no lo crees, mira:<br />
¿Tenían los judíos buenas r<strong>el</strong>aciones con los samaritanos? No, ni por asomo. Bien; Jesús habló<br />
con una samaritana sin problemas. Además, agarró a latigazos a los corruptos que estaban en <strong>el</strong> templo<br />
vendiendo animalitos <strong>para</strong> <strong>el</strong> sacrificio y monedas en canje <strong>para</strong> los extranjeros, evitando de ese modo<br />
la exposición pública de los pecadores, cosa que precisamente era lo que se deseaba hacer.<br />
Cuando un grupo pescó in-fraganti a una señora con un señor que no era su marido, y se la llevó<br />
al campo <strong>para</strong> apedrearla, Él no se sumó a los lapidadores, sino que se atrevió a absolverla. Y nadie lo<br />
acusó de defender a los adúlteros o a los divorciados, como han hecho con más de uno en este<br />
tiempo…<br />
Cuando fue invitado a la casa de Mateo, fue como si hoy invitaran a un apóstol a cenar con los<br />
dueños de un prostíbulo, todos reconocidos narcotraficantes. ¿Debería ir? ¡Por supuesto que debería ir!<br />
Pero a demostrarles la vigencia y la autoridad de un Reino, no a negociar lavados de dinero.<br />
Porque Jesús tenía bien claro lo que dice Jeremías: Ellos se iban a convertir a Él y no Él a <strong>el</strong>los.<br />
Porque Él sabía que tenía algo mucho mejor a todo lo que <strong>el</strong>los pudieran tener. ¿Sucede hoy lo mismo?<br />
¿De verdad estás creyendo eso? ¡Al<strong>el</strong>uya! ¡Entonces eres material de primera!<br />
Si había algo que los judíos aborrecían y respetaban a morir, era aislarse de los enfermos de<br />
lepra y no hacer nada, absolutamente nada en los días de reposo. Él no sólo compartió con los leprosos,<br />
sino que los tocó sin contagiarse y, encima, sanó a algunos en un día sábado.<br />
Les pidió a sus discípulos que dejaran todo por <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io. Jamás les enseñó a sostenerse<br />
económicamente y, mucho menos, a pedirles a sus paisanos que los sostuvieran. Cuando tú dejas todo<br />
lo material de corazón, recién allí es cuando Dios comienza a moverse <strong>para</strong> sostenerte. Nunca antes.<br />
¿Entiendes ahora porque hay tantos ministerios “raros” en pie, y tantos “importantes” en la<br />
miseria total? Esta es una buena medida <strong>para</strong> probar ministerios genuinos. ¿Solicita donaciones u<br />
ofrendas? Permítete dudar de eso. ¿Ni siquiera habla de dinero? Sigue observándolo, puede ser<br />
genuino.<br />
Los principios de Dios siempre funcionan. El que no siempre funciona es <strong>el</strong> hombre y sus<br />
decisiones. Es necesario que tú subas al trampolín de la piscina vacía de agua; que camines por esa<br />
tabla cimbreante y, llegado al extremo, no tengas en cuenta que está sin agua, simplemente te arrojes.<br />
Si lo haces por fe en Él y no por audacia personal tuya <strong>para</strong> lucirte, ten la certeza que cuando tú<br />
estés en <strong>el</strong> aire, recién allí la piscina será llena de agua fresca, no antes. Eso es fe. Me estoy<br />
imaginando tu sonrisa casi de burla. Sonríe si quieres, pero eso no cambiará <strong>el</strong> principio divino.<br />
Finalmente, Jesús nunca les dio prioridad racial o de tratamiento a sus paisanos judíos. Él se<br />
limitó a llevar lo que tenía que llevar, y si quien le prestaba oídos no era judío, pues entonces se<br />
dedicaba a él y lo honraba por encima de lo que hacía con sus hermanos de raza.<br />
Recibo miles de correos donde se me trata de pastor, maestro y, mayoritariamente, de hermano.<br />
Los he respondido a todos, pero en muchos de <strong>el</strong>los no vas a encontrar ni por asomo la palabra<br />
“hermano”. ¿Sabes por qué? Porque no lo son.<br />
Son extraños en mi familia, no son mis hermanos porque no compartimos <strong>el</strong> mismo Padre. ¡Pero<br />
hermano! ¿Y <strong>el</strong> amor que debemos profesarles? – Nadie dijo que no los ame. Lo que estoy diciendo es