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173<br />
palabra apóstoles, (Enviado) designaba a alguien que tenía la facultad de hacer milagros y enseñaba a<br />
la gente a creerlos.<br />
Al leer esto, nuestra primera reacción, (No siempre enteramente espiritual, quizás), es la de<br />
establecer com<strong>para</strong>ciones con los apostolados modernos. ¡Son tantos y tan variados en todo <strong>el</strong> mundo!<br />
¿Son? Es cuestión de ver los milagros y creerlos. Si los hay, claro está.<br />
Dice también que Jesús les dio a <strong>el</strong>los ciertos mandamientos que Él había recibido directamente<br />
d<strong>el</strong> Espíritu Santo. Es más que claro que no está hablando de aqu<strong>el</strong>los clásicos mandamientos de<br />
Moisés escritos en tablas de piedras, sino de otros que se añadían a los primarios. (Ver en<br />
“Producciones Especiales” de nuestra <strong>Web</strong>, la Nº 8: “Noventa Mandamientos de Jesús”)<br />
Finalmente, dice que se presentó vivo ante <strong>el</strong>los con muchas pruebas indubitables. <strong>La</strong><br />
resurrección de Cristo es la piedra angular d<strong>el</strong> cristianismo y <strong>el</strong> acontecimiento con <strong>el</strong> que se inicia este<br />
libro. Como no es una entera cronología, debemos interpretar <strong>el</strong> valor que <strong>el</strong> autor dio a este suceso.<br />
Respecto al Reino de Dios, <strong>el</strong> gobierno divino en los corazones, vidas y situaciones de los<br />
hombres fue un tema destacado en las enseñanzas de Jesús. El Señor comenzó a establecer y enseñar<br />
sobre <strong>el</strong> Reino de Dios a través d<strong>el</strong> poder d<strong>el</strong> Espíritu, y aquí es donde está próximo a transferir ese<br />
poder y esa responsabilidad a sus discípulos, bautizándolos con <strong>el</strong> mismo Espíritu que le preparó <strong>para</strong><br />
su ministerio.<br />
Tú puedes aceptar esto, o no, de acuerdo como lo haya interpretado la doctrina de tu<br />
denominación. Lo que no puedes es negarlo, porque está escrito, y mucho menos ignorarlo como algo<br />
secundario, cuando vemos que forma parte de la predicación inicial que luego se transfirió a todos<br />
nosotros: hablar acerca d<strong>el</strong> Reino de Dios. ¿Lo estaremos haciendo?<br />
076 – Milagros a la Vista<br />
(Hechos 8: 9) = Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en<br />
aqu<strong>el</strong>la ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande.<br />
(10) A éste oían atentamente todos, desde <strong>el</strong> más pequeño hasta <strong>el</strong> más grande, diciendo:<br />
este es <strong>el</strong> gran poder de Dios.<br />
(11) Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado mucho<br />
tiempo.<br />
(12) Pero cuando creyeron a F<strong>el</strong>ipe, que anunciaba <strong>el</strong> evang<strong>el</strong>io d<strong>el</strong> reino de Dios y <strong>el</strong><br />
nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.<br />
(13) También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con F<strong>el</strong>ipe; y<br />
viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.<br />
Este curioso personaje que aparece en este r<strong>el</strong>ato, cuyo nombre es Simón, y es uno de los<br />
muchos de ese nombre que figuran en distintos r<strong>el</strong>atos, era en realidad un hechicero, un brujo, alguien<br />
que con sus rudimentos de ocultismo había engañado a mucha gente haciéndose pasar por<br />
representante de Dios.<br />
Hoy día también andan por esas calles varios personajes similares, que articulando métodos<br />
similares, han engañado a mucha gente que los toma como siervos de Dios. Conozco por lo menos a<br />
tres. No puedo mencionarlos porque, si no presento pruebas concretas, me ganan cualquier juicio.