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(Marcos 9: 1) = También les dijo: de cierto os digo que hay algunos de los que están aquí,
que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder.
Tú sabes que la Biblia es un libro atemporal. Que puede leerse y entenderse comprendiendo la
historia antigua que encierra, pero que también puede interpretarse, con la guía del Espíritu Santo, para
un hoy y un ahora que resultan incomprensibles desde lo racional.
Por ello, cuando aquí leemos que hay algunos de los que están aquí, no sólo alude a aquellos
que se encontraban presentes en el marco del relato literal, sino a todos los que hoy mismo, en el
momento de leer este trabajo, están aquí, en pleno siglo veintiuno.
¿Y que es lo que dice para los de ayer y los de hoy? Dice que algunos de ellos no gustarán la
muerte, (Es un giro idiomático muy divino, ya que al ser humano carnal le cuesta un poco gustar de la
muerte. Yo me atrevería a decir que, por ungido que sea el amigo, mientras más lejos de la muerte se
halle, mejor), hasta que no hayan visto el Reino de Dios venido con poder.
Si el Reino era ese lugar paradisíaco al que íbamos a ir el día de nuestra muerte, este texto está
en abierta contradicción. Ahora, si el Reino es lo que nosotros estamos diciendo que es: una jurisdicción
espiritual a la que se puede acceder hoy mismo por simple estilo de vida, obediencia y fe genuina,
entonces este texto toma coherencia y es claro. Y como la Biblia no tiene contradicciones, tú eliges
ahora con qué enseñanza te quedas.
En el otro extremo del capítulo y en advertencia global en contra del pecado, Jesús construye
algunos ejemplos que concluyen con la expresión que vamos a rescatar para nuestro trabajo, y que se
constituye en todo un alerta cierto y serio para miles y miles de cristianos inconscientes.
(Verso 42) = Cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí,
mejor le fuera si se le atase una piedra de molino al cuello, y se le arrojase en el mar.
Yo conviví en una congregación de alta asistencia numérica de personas. Sin ser un fuera de
serie ni un santo total, tenía mi fe y procuraba compartirla y fortalecerme con los testimonios de otros. En
más de una ocasión, expresiones indiferentes y escépticas de mis “hermanos”, me hacían regresar a
casa con mi moral, mi fe, mi confianza, mi entusiasmo y hasta mi creencia por el piso. Piedra de molino.
Sin embargo, esas tristes experiencias, me hicieron aprender una lección que no creo que olvide.
Es mucho más fácil contagiar a alguien de incredulidad que de fe. Esto es: cuando los hijos de Dios
predican vida en Jesús, los oídos que los oyen, tienden al escepticismo. Pero cuando los hijos del malo
predican incredulidad, raciocinio e impiedad, siempre tienen acólitos rápidamente.
(43) Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala; mejor te es entrar en la vida manco, que
teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede ser apagado, (44) donde el gusano de
ellos no muere, y el fuego nunca se apaga.
Me causa mucha gracia cuando, algunos conferencistas de cierto prestigio internacional,
aseguran muy sueltos de cuerpo que el infierno ha sido y sigue siendo una especie de cuento infantil
utilizado para conseguir conductas honorables.
Sostienen que no hay pruebas bíblicas suficientes que garanticen la existencia de tal lugar y que
todo se trata de leyendas aumentadas por las tradiciones orales. ¿Sí? ¿Y entonces como le explico a los
niños de la escuelita dominical que a esto que leíste no lo dice Jesús, sino un fanático que pretende que
se comporten correctamente? Piedra de molino.