27.11.2014 Views

Pulsa aquí para seguir leyendo y descargar el ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo y descargar el ... - La Web Cristiana

Pulsa aquí para seguir leyendo y descargar el ... - La Web Cristiana

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

89<br />

Si todas tus respuestas fueron afirmativas, déjame decirte algo: no te están llevando en dirección<br />

al Reino de Dios. En <strong>el</strong> mejor de los casos, estás dando vu<strong>el</strong>tas en círculos a su alrededor, pero en <strong>el</strong><br />

peor, vas en sentido opuesto.<br />

¿Por qué? Porque tampoco quienes allí tienen <strong>el</strong> poder eclesiástico estarán dando algo de<br />

gracia, o sea de favor, sin costo alguno, por una simple razón: no tienen nada divino ni sobrenatural <strong>para</strong><br />

dar. Y cuando aparece algo que suena parecido, se apresuran a levantar ofrendas u organizar<br />

congresos con la finalidad de mejorar sus recursos materiales.<br />

037 - Minoridad y Violencia<br />

<strong>La</strong> figura de Juan <strong>el</strong> Bautista es muy grata a todos nosotros. Porque vemos en ese hombre un<br />

calco a lo que cada uno de nosotros debería ser en <strong>el</strong> servicio al Reino de Dios. Dispuestos a declinar<br />

<strong>para</strong> que Él crezca, cosa que, convengamos, Juan no terminó de hace totalmente, con <strong>el</strong> resultado no<br />

deseado de perder la vida de un modo poco santo.<br />

El hecho de que esa muerte haya sido por decapitación, siempre llamó poderosamente mi<br />

atención. Nada dentro d<strong>el</strong> pueblo de Dios sucede porque sí. Es notorio que <strong>el</strong> último mensaje recibido<br />

por Juan allá, en <strong>el</strong> fondo de esa c<strong>el</strong>da sombría, fue que la única cabeza que estaba destinada a estar<br />

sobre sus hombros y por sobre todo <strong>el</strong> andamiaje d<strong>el</strong> Reino, era la de Jesús.<br />

Pese a <strong>el</strong>lo, cuando debió referirse a él, Jesús no ahorró <strong>el</strong>ogios. De allí que cuando todavía<br />

Juan estaba ministrando en <strong>el</strong> desierto y la gente corría a verlo, Jesús tuvo palabras de reconvención y<br />

de reflexión <strong>para</strong> <strong>el</strong>lo.<br />

(Mateo 11: 7) = Mientras <strong>el</strong>los se iban, comenzó Jesús a decir de Juan a la gente: ¿Qué<br />

salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por <strong>el</strong> viento?<br />

Este llamado de atención sigue siendo muy válido <strong>para</strong> estos tiempos, cuando tantos y tantos de<br />

nosotros salimos de nuestras casas casi corriendo, <strong>para</strong> ir a ver a aqu<strong>el</strong>los que, ya sea por promoción o<br />

por prestigio bien ganado, parecerían ser distintos y dignos de ser observados.<br />

En este caso Jesús llama la atención a esa posibilidad cierta de fabricar ídolos de carne y hueso<br />

con los enviados por <strong>el</strong> Señor con otros fines. Porque una caña sacudida por <strong>el</strong> viento es, sin dudas, la<br />

mejor expresión de lo que puede ser un hombre llevado por <strong>el</strong> Espíritu Santo, que es Pneuma, que es<br />

Viento.<br />

(8) ¿O que salisteis a ver? ¿A un hombre con vestiduras d<strong>el</strong>icadas? He aquí, los que llevan<br />

vestiduras d<strong>el</strong>icadas, en las casas de los reyes están.<br />

Los hombres con vestiduras d<strong>el</strong>icadas eran, en tiempos de Jesús, un equivalente a los grandes<br />

ministros presentados en lujosas plataformas con flores, y orop<strong>el</strong>es de colores. Él mismo se encarga de<br />

añadir que esa clase de personas acompañan siempre al poder humano, no al divino.<br />

(9) Pero ¿Qué salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, digo, y más que profeta.<br />

(10) Porque este es de quien está escrito: he aquí yo envío mi mensajero d<strong>el</strong>ante de tu faz,<br />

<strong>el</strong> cual pre<strong>para</strong>rá tu camino d<strong>el</strong>ante de ti.<br />

¿Sabes? En la mayoría de las Biblias, hay un versículo <strong>para</strong>l<strong>el</strong>o <strong>para</strong> este que terminas de leer.<br />

Está en <strong>el</strong> Antiguo Testamento y es <strong>el</strong> de Malaquías 3:1. De verdad, cuando tú lo lees, parece tener

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!