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En este último verso, algunos traducen ese salvadores como “aquellos que han sido salvos”. Se
trata del pueblo de Dios, restaurado sobre el monte santo, exaltado sobre Edom y ejecutor del juicio
divino.
Tiene coherencia con el resto de la Escritura, aunque no tengo yo suficiente autoridad como para
decir sin dudarlo: ¡Esto es así! Pero que conste en las actas divinas: no lo digo porque no me gusta ser
dogmático, pero, ¿Entre tú y yo? ¡Es así!
La profecía, mientras tanto, alcanza lo que podría denominar como su clímax, en la línea final
que leemos: el reino será de Jehová. Lo que se busca no es la mera exaltación de Israel, (Aquí es
representación de la iglesia); ni la destrucción de Edom, (Reino satánico), sino que toda la tierra y toda
la humanidad se coloquen bajo la autoridad del único Dios verdadero.
024 - En Babilonia Será el Rescate
El último libro en el cual hallamos algo relacionado con el Reino de Dios, es el de Miqueas. No
existen menciones en Jonás, y sí algunas terrenas en Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y
Malaquías.
Sin embargo, lo de Miqueas sirve especialmente para cerrar este repaso somero que hemos
realizado con el Antiguo Testamento, sin otra finalidad que sentar bases para lo que será nuestro
examen espiritual de las palabras escritas en el Nuevo Testamento.
(Miqueas 4: 1) = Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová
será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los
pueblos. (Esto no está hablando de un determinado credo cristiano, ni de una denominación
determinada, ni de un sector específico: está hablando de la iglesia genuina del Señor, esa que hoy
todavía está escondida entre los diferentes grupos: A esa vendrán los pueblos, no a las que conocemos,
sin palabra, sin poder y sin presencia divina.)
(2) Vendrán muchas naciones, y dirán: venid y subamos al monte de Jehová, y a la casa
del Dios de Jacob, y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de
Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. (Naciones, aquí, equivale a religiones. Es
exactamente lo que está sucediendo en este tiempo.)
(3) Y juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y
martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra
nación, ni se ensayarán más para la guerra. (Nota que el juicio de Dios no será solamente para un
pueblo determinado, sino para muchos. Y que la cultura de su reino tendrá que ver con paz y trabajo y
no con guerras interesadas.)
(4) Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los
amedrente, porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado. (Recuerda: la vid es el pueblo
de Dios en su conjunto, con algunas semillas de fruto por cada uva. La higuera, en tanto, es el símbolo
del remanente santo. Sus frutos son todo semilla.)
(5) Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo
andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.