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Aristóteles - Física (pdf) - La Caverna

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contienen unas a otras sobre el círculo. Por eso, la parte superior se mueve en<br />

círculo, aunque el Todo no está en ningún lugar. Porque 15 lo que está en<br />

alguna parte es algo, y junto a ello tiene que haber algo distinto en donde esté<br />

y lo contenga. Pero no hay nada además del Todo o el Universo, nada fuera<br />

del Todo; por esta razón todas las cosas están en el cielo, pues el cielo es<br />

quizás el Todo. Pero su lugar no es el cielo, sino la parte extrema del cielo que<br />

está en contacto con el cuerpo movi 20 ble; por eso la tierra está en el agua, el<br />

agua en el aire, el aire en el éter 348, el éter en el cielo, pero el cielo no está en<br />

ninguna otra cosa.<br />

Según estas consideraciones es evidente que, si el lugar es tal como se ha<br />

dicho, todas las apodas sobre el lugar pueden resolverse. Porque a) no hay ya<br />

necesidad de que el lugar aumente con el cuerpo 349, b) ni que un punto tenga<br />

que tener un lugar 350, c) ni que dos cuerpos estén en el mismo 25 lugar 351, d) ni<br />

que el lugar sea una extensión corpórea 352, pues lo que está entre los límites<br />

del lugar es un cuerpo, cualquiera que sea, no la extensión de un cuerpo.<br />

Además, e) el lugar está también en un «donde» 353, no en el sentido de estar<br />

en un lugar, sino como el límite está en lo limitado; porque no toda cosa está<br />

en un lugar, sino sólo los cuerpos móviles.<br />

30 Asimismo, f) es razonable 354 que cada cuerpo se desplace hacia su lugar<br />

348 62 Aquí aithêr significa «fuego». Anaxágoras utilizó el vocablo en este sentido (derivándolo de<br />

aitheîn), como se le reprocha en Acerca del cielo 270b24-26 (cf. Acerca del cielo 302b4; Meteor.<br />

339b21, 369bl4). <strong>Aristóteles</strong>, que sigue la falsa etimología dada por Platón en Crát. 410b (aithér de<br />

aeí y theîn) para designar el prôton sôma, una denominación corriente en su tiempo, usa sin<br />

embargo en múltiples lugares aithér con el sentido de fuego.<br />

349 63 Respuesta a la sexta apoda (209a22): como el lugar no es un diás-têma, sino el límite interno<br />

del continente, sólo per accidens cambia este límite cuando el cuerpo contenido aumenta.<br />

350 64 Respuesta a la segunda aporía (209a6): un punto no puede estar primariamente en un lugar, ya<br />

que no hay ningún límite que pueda contenerlo (cf. Parm. 138a).<br />

351 65 Respuesta a la primera aporia (209a5): como un lugar no es un cuerpo sino el límite, no hay<br />

coincidencia de dos cuerpos en un mismo lugar.<br />

352 66 No se responde aquí a ninguna de las aporías del cap. 1; quizás sea una reformulación de la<br />

primera, como sugiere Hussey (pág. 121). En tanto que límite, el lugar no sólo no es un diástêma<br />

corpóreo, sino que tampoco lo contiene.<br />

353 67 Respuesta a la aporia de Zenón: ciertamente, los lugares están en otros lugares, pero in<br />

obliquo senso; no per se sino per accidens.<br />

354 68 Lo supuesto dialécticamente en 21 la4-6 se presenta ahora como razonable (eúlogos). Para un

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