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lorral ; dejad que digan lo que quieran los que hablan y
juzgan sin entender la materia , y acordaos de que las rai­
ces son siempre proporcionadas á la fuerza de sus tallos
y de sus ramillas. Si consideramos un arce, un olmo ó un
naranjo, cuya copa esté cortada en bola, y la atucen todos
los años , nos convenceremos de esta verdad, viendo que
como el árbol tiene poca madera que alimentar, las rai­
ces se quedan cortas; pero abandonad estos árboles á sí
mismos, y sus raices se estenderán en proporción á la fuer­
za de Jas ramas : el olmo , el nogal, arrojarán algunas que
se estenderán hasta treinta ó cuarenta pies.
Cuando el tronco ha llegado á adquirir un grueso sufi­
ciente, á proporción de su lonjitud, es decir, de tres á
cuatro pulgadas de diámetro por la parte inferior, enton­
ces es tiempo de contenerle á una altura conveniente la
cima del tallo, para obligarle á que eche nuevas ramas,
que proporcionarán el poder suprimir todas las ramillas
inferiores. Después de formado el tallo, y de haber esta­
blecido una proporción entre su grueso y altura, se pue­
de sacar el árbol del criadero, y trasplantarle donde se
quiera.
DE LA TRASPLANTACIÓN.
E olivo se trasplanta de tres maneras : la i. a desde ,el
plantel ó almáciga en que se ha criado: la 2. a desde el pie
de otro olivo en que se ha dejado crecer" y la 5. a cuan­
do el árbol ó tallo está ya formado se arranca de un si­
tio para plantarlo en otro.
CAPITULO VI.