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donde los cercos leñosos están ya endurecidos, dirije á ella
su principal acción y desenvuelve allí un número prodi-
jioso de ramillas proporcionado á su cantidad. De suerte,
que si se despuntase una rama conservando ocho yemas,
y no bastase la savia para abrir mas que tres , abrirían las
tres del estremo, y dormirían las cinco restantes.
Es, pues, necesario: i.° evitar una poda demasiado
larga, que dejando á la savia en los estreñios del árbol de­
masiadas salidas y facilidades , abandonaría el centro y se
desguarnecería.
2. 0 Evitar una poda tan corta, que obligue á la savia
á obrar con demasiada fuerza en el corto número deye­
mas que hallaría en las ramas nuevas, y á que refluyendo
á las viejas , se haga salidas eslraordinarias, produciendo
ramas de madera falsa.
3.° Si toma demasiado vigor un lado del árbol, deben
podarse cortas las ramas fuertes , á fin de que la savia,
hallando alli mas resistencia y menos salida, obre con mo­
deración j pero deben conservarse y podarse largas todas
las medianas y endebles que pueden subsistir sin confu­
sión , á fin de que se consuma en ellas, y de no obligarla
á que se abra salida eslraordinarias. Y al contrario , de­
be descargarse el lado endeble de todas las ramillas dé­
biles, podar y corlar las medianas, conservando solamen­
te Jas necesarias para que se vistan, y podar largo las ra-
mas'suellas y fuertes, á fin de atraer á ellas la principal
acción de la savia.
6. a La acción de la misma savia en las yemas de uM
rama vertical es á proporción de la distancia en que se
hallan del nacimiento ele la misma rama. De suerte que