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Contacto - Carl Sagan

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resaca de los programas doctorales en física y matemática. Muchos colegas de

Ellie se consolaban pensando eso cuando no sabían qué decirle a alguien que

hubiese obtenido su título de doctor y recibiese ofertas laborales, por ejemplo, de

los laboratorios destinados a armamentos. « Si se tratara de un profesional

mínimamente idóneo, lo menos que le ofrecerían sería una ay udantía de cátedra

en la Universidad de Stanford» , comentó Drumlin cierta vez. No; había que tener

cierto temperamento, cierta disposición mental para que a uno le gustara la

aplicación de la ciencia y la matemática en el campo militar; seguramente eran

personas a las que les atraían las grandes explosiones; podían ser aquellos que no

sentían predilección por la lucha personal pero que, para vengarse de alguna

injusticia padecida en tiempos de estudiante, aspiraban al mando militar; o bien

podía tratarse de esos individuos con tendencia a resolver acertijos, que ansiaban

descifrar hasta los mensajes más complicados. En ocasiones, el aliciente era de

tipo político; tenía que ver con litigios internacionales, con políticas de

inmigración, con los horrores de la guerra, con la brutalidad de la policía o con la

propaganda que una u otra nación pudiera haber hecho en décadas anteriores.

Ellie sabía que muchos de esos científicos eran muy capaces, por más reservas

que tuviera ella sobre las motivaciones que los animaban.

Deseaba tener alguna amiga en Argos con quien poder comentar lo dolida

que se sentía por la conducta de Ken. Pero no la tenía, y tampoco era muy

afecta a utilizar el teléfono, ni siquiera con ese propósito. Consiguió pasar un fin

de semana en Austin con Becky Ellenbogen, una antigua compañera de estudios,

pero Becky, cuy o concepto sobre los hombres solía ser acerbo, en ese caso se

mostró sorprendentemente discreta en sus críticas.

—No le exijas tanto, Ellie —le aconsejó—. Después de todo, él es asesor de

la Presidenta, y este descubrimiento es el más asombroso en la historia del

mundo. Dale tiempo, y vas a ver que recapacita.

Pero Becky era una de las tantas que encontraban « encantador» a Ken, y

sentía una marcada complacencia por el poder. Si Ken hubiese tratado a Ellie con

semejante indiferencia cuando era apenas un profesor de biología molecular,

Becky habría estado tentada de vapulearlo.

Luego de regresar de París, Der Heer inició una discreta campaña de

petición de disculpas y manifestaciones de cariño. Adujo un exceso de tensiones

y una gran variedad de responsabilidades, incluso problemas políticos inéditos y

difíciles de resolver. No hubiera podido desempeñar correctamente su doble

tarea de jefe de la delegación norteamericana y copresidente de la sesión

plenaria si se hubiera hecho público el vínculo que lo unía a Ellie. Kitz había

estado insoportable. Además, durante muchas noches seguidas sólo pudo dormir

unas pocas horas. « Son demasiadas explicaciones» , pensó Ellie, pero permitió

que continuara la relación.

Una vez más fue Willie, en el turno de noche, el primero en advertirlo. Con

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