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panorama general. Así vería a un grupo de personas muy inteligentes, de distintos
países, que aduce haber recibido un complejo Mensaje del espacio.
—¿Aduce?
—Permítame continuar. Ellos descifran el Mensaje y dan a conocer las
instrucciones para fabricar una complicada Máquina, a un costo sideral. El
mundo pasa por un extraño período, las religiones se tambalean por la próxima
llegada del Milenio, y para sorpresa de todos, al final se construy e la Máquina.
Hay uno o dos cambios mínimos en el personal y luego estas mismas personas…
—No son las mismas personas. No fueron sólo Sukhavati, Eda, Xi, sino…
—Déjeme proseguir. Básicamente estas mismas personas ocupan un lugar en
la Máquina. Debido al diseño del aparato, nadie puede verlos ni hablar con ellos
luego de la puesta en marcha. ¿Qué ocurre después? Se enciende la máquina y se
apaga sola. Una vez que está en funcionamiento, resulta imposible hacerla
detener en menos de veinte minutos.
» Muy bien. Veinte minutos más tarde, esas mismas personas bajan de la
Máquina muy excitadas, y nos cuentan una historia disparatada. Dicen haber
viajado más rápido que la luz dentro de unos agujeros negros, haber llegado al
centro de la Galaxia y regresado. Suponga que escucha este relato con una dosis
normal de cautela. ¿Qué hace usted? Les pide pruebas: fotos, vídeos, cualquier
otro dato. Pero ¿qué sucede? Todo se borró. ¿Trajeron algún artefacto de la
civilización superior supuestamente asentada en el centro de la Galaxia? No.
¿Algún objeto de recuerdo? No. ¿Piedras? Tampoco. Nada de nada. La única
prueba física es apenas un mínimo daño físico producido a la Máquina. Entonces
uno se pregunta, unas personas tan inteligentes, animadas por una profunda
motivación, ¿no habrán sido lo bastante hábiles para preparar esto que parece ser
producto de las fuerzas de tensión y de la radiactividad, máxime si dispusieron de
tres billones de dólares para fraguar las pruebas?
Ellie contuvo el aliento al oír una reconstrucción tan ponzoñosa de los
acontecimientos. ¿Por qué obraba Kitz de esa manera?
—No creo que nadie vaya a creer su historia, —prosiguió—. Se trata del
ardid más complejo, y más costoso, que se hay a perpetrado jamás. Usted y sus
amigos trataron de embaucar a la Presidenta de los Estados Unidos y de engañar
al pueblo norteamericano, por no mencionar a los gobiernos de los demás países
del mundo.
Sinceramente, deben de pensar que todos son estúpidos.
—Michael, esto es una locura. Decenas de miles de personas participaron en
la recepción del Mensaje, lo decodificaron y construy eron la Máquina. El
Mensaje está registrado en cintas magnéticas, en impresos de computadora y en
discos de láser, en observatorios de todo el orbe. Sus palabras sugieren una
conspiración en la cual estarían implicados todos los radioastrónomos del planeta,
todas las empresas aeroespaciales y de cibernética…