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embargo, también cabe otra alternativa: tal vez no crecieron en el sistema de
Vega sino que sólo están de visita.
—No lo creo. El sistema está lleno de dey ecciones. Es un sistema solar
fallado, o un sistema solar que aún se halla en su primera etapa de desarrollo. Si
se quedan demasiado tiempo se les destruiría la astronave.
—Digamos que arribaron hace poco. O que vaporizan los meteoritos
entrantes. O que esquivan cualquier residuo que hubiera en una tray ectoria de
colisión. O que no se encuentran en el ring plane sino en la órbita polar, y así
reducen al mínimo el choque con dey ecciones. Hay millones de posibilidades.
Pero usted tiene toda la razón del mundo: no hay por qué adivinar si la fuente
emisora pertenece al sistema de Vega y a que podemos averiguarlo
directamente. ¿Cuánto demoraría el estudio del movimiento propio? A propósito,
Steve, usted y a terminó su turno; por lo menos avísele a Consuelo que va a llegar
tarde a cenar.
Willie, que había estado hablando por teléfono desde una consola contigua,
esbozó una sonrisita.
—Acabo de hablar con uno de los funcionarios de defensa antiaérea. Él jura
y perjura que no tienen ningún objeto que hay a emitido esta señal, máxime a
nueve gigahertz. Aunque claro, lo mismo nos dicen cada vez que los llamamos.
Además, asegura que no ha detectado ninguna nave espacial en el ascenso ni
declinación de Vega.
—¿Tampoco ningún oscuro?
Existían muchos satélites « oscuros» de baja sección transversal radar, que
tenían por fin girar alrededor de la Tierra en forma imperceptible hasta que
hubiera necesidad de hacer uso de ellos. En tal supuesto, servirían de apoy o para
detectar lanzamientos o para comunicaciones en una guerra nuclear, en caso de
que los satélites militares diseñados al efecto quedaran inutilizados a
consecuencia de la contienda. En ocasiones, los principales sistemas de radares
astronómicos captaban algún « oscuro» . Todos los países negaban que el objeto
les perteneciera, y la gente empezaba a especular sobre la posibilidad de que se
hubiera hallado en la órbita de la Tierra una aeronave extraterrestre. A medida
que se aproximaba el Milenio, había comenzado a resurgir el culto de los OVNI.
—La interferometría haría descartar una órbita del tipo Molniy a, doctora.
—Mejor que mejor. Examinemos con más detenimiento esos impulsos
móviles. Suponiendo que se tratara de aritmética binaria, ¿alguien lo convirtió en
base diez? ¿Sabemos cuál es la secuencia de números? Bueno, podemos hacerlo
mentalmente… cincuenta y nueve, sesenta y uno, sesenta y siete… setenta y
uno… ¿No son todos números primos?
Un murmullo de excitación corrió por la sala de control. En el rostro de Ellie
se pintó por un instante una emoción profunda, que rápidamente ella reemplazó
por sobriedad, el temor de dejarse transportar, el miedo de parecer tonta, poco