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mucho— podía vislumbrarse la profundidad de su saber. En medio de tantas
teorías que se tejieron en torno del Mensaje y qué sucedería al ponerse en
funcionamiento la Máquina, Eda hizo un solo comentario: En Mozambique se
dice que los monos no hablan porque saben que, si llegan a articular una sola
palabra, el hombre los pondrá a trabajar.
En una tripulación de personas conversadoras, resultaba extraño tener a
alguien tan taciturno como Eda. Al igual que los demás, Ellie prestaba atención a
todo lo que él decía, incluso sus palabras más triviales. Eda describía como un
« tonto error» su primera versión de la superunificación, que obtuvo apenas un
éxito parcial. El hombre contaba poco más de treinta años y, según Ellie y Devi,
era sumamente atractivo. Tenía una sola esposa quien, junto con sus hijos, se
hallaba de momento en Lagos.
Había en el lugar una plataforma de cañas de bambú levantada para la
ocasión, adornada —más aún, cargada— con miles de tiritas de papeles
multicolores. Gran cantidad de muchachos y chicas se dedicaban a aumentar tan
extraño follaje. El festival de Tanabata es único en Japón porque se realiza en
conmemoración del amor. Se veían por doquier representaciones del tema
central, en inmensos carteles y en un improvisado escenario: dos estrellas
enamoradas, separadas por la Vía Láctea. Sólo una vez al año, el séptimo día del
séptimo mes del calendario lunar, podían reunirse los enamorados, siempre y
cuando no lloviera. Ellie alzó sus ojos para contemplar el cielo azul cristalino, y
pensó en buenos deseos para los enamorados. El joven —decía la ley enda— era
una especie de cowboy japonés, representado por la estrella enana Altair. La
muchacha era una tejedora, simbolizada por Vega. A Ellie le llamó la atención
que Vega fuese el centro de un festival japonés pocos meses antes de la puesta en
marcha de la Máquina. No obstante, si estudiamos muchas culturas,
probablemente encontremos interesantes ley endas vinculadas con cada estrella
del firmamento. La fábula era de origen chino, y también había sido mencionada
por Xi años antes, en ocasión de la primera reunión del Consorcio Mundial, en
París.
El Festival de Tanabata estaba muriendo en casi todas las grandes ciudades.
Los matrimonios convenidos ya no eran habituales, y el sufrimiento de los
amantes separados tampoco provocaba ya una reacción tan emotiva. Sin
embargo, en varios lugares —por ejemplo, en Sapporo, Sendai y algunos más—,
el Festival se volvía cada año más popular. En Sapporo era especialmente cruel
debido a la indignación que aún provocaban los matrimonios entre japoneses y
ainus. Se había creado en la isla toda una industria de detectives que, contra el
pago de un arancel, investigaban los antecedentes familiares de los pretendientes
matrimoniales. El hecho de tener antepasados ainus todavía era considerado
motivo para un violento rechazo. Al recordar a su marido de antaño, Devi fue
muy cáustica en sus críticas. Eda seguramente habría oído alguna historia por el